Los siniestros de tránsito en nuestro país son un grave problema de salud pública, no solo por la cantidad de muertes que generan, sino por las graves secuelas (físicas y/o psíquicas) que dejan en sus víctimas, en la mayoría de los casos personas jóvenes. No obstante es la primera causa de muerte en los uruguayos de entre 4 y 35 años. Las siguientes recomendaciones pretenden dar al lector una guía lo más amplia posible, reconociendo los autores la imposibilidad de abarcar todos los escenarios probables.
• Pida ayuda.
Cuando se encuentre con un siniestro de tránsito llame de inmediato al 108 (emergencias policía caminera) o al 911. Recuerde que desde un teléfono celular la llamada es recibida en la mesa central de operaciones en Montevideo. De todas formas allí le dirán a quién llamar según donde se encuentre usted. No olvide que la ayuda demora en llegar, en algunos lugares inclusive puede demorar horas.
• Seguridad de la escena. “Héroes muertos no salvan vidas”
Antes de ingresar a la escena misma del siniestro debe descartar la presencia de peligros potenciales o reales para usted. Preste atención al tránsito que continúa pasando (sobre todo en la noche). Use medidas de protección personal para ser visto en la noche. Prenda las balizas y ponga las luces de posición de su vehículo para no encandilar a los que vienen de frente. Si es posible alguien debería hacer señas a los vehículos que transiten avisando del siniestro para que disminuyan la velocidad. Descarte la presencia de estructuras inestables, evite el contacto con la escena si sospecha desastre químico, biológico, por fuego o con explosivos. Esté alerta ante olores o nubes inusuales y contenedores con salideros. Observe la presencia de fluidos derramados, vapores, humo, etc. Use medidas de protección personal (guantes, lentes) para no entrar en contacto con los fluidos (sobre todo la sangre) de las víctimas.
• ¿Y ahora que hacer?
Como norma general NO se debe movilizar a las personas víctimas de trauma. Intente tranquilizar a los accidentados, explicando que la ayuda viene en camino y que es muy importante que no se mueva. Si es un día frío puede tapar a la/s víctima/s con manta/s o abrigo/s. Si es un día de mucho calor puede hacer sombra sobre la/s persona/s que se encuentre/n expuesta/s al sol. No dar nada de tomar o beber ni medicamentos al accidentado (recuerde que puede requerir cirugía).
“Cierre las canillas”: Cohíba todos los sangrados que vea colocando un paño limpio (puede ser cualquier prenda de vestir, una toalla, etc.) comprimiendo fuerte y sin soltar sobre la herida, evitando movilizar la zona. En caso de heridas en las extremidades, si a pesar de la compresión, luego de unos 5 minutos usted nota que sigue sangrado, puede realizar un torniquete, que lo deberá apretar hasta que el sangrado se detenga. No suelte el torniquete hasta que llegue la ayuda médica.
No existe consenso de que hacer cuando se produce un siniestro de tránsito donde la ayuda puede demorar mucho en llegar. ¿Y cuanto es mucho? Tampoco existe consenso para esta respuesta. En general la vida de los pacientes con lesiones graves se juega en la primera hora desde que se produce el siniestro (“hora dorada”).
Por lo tanto si UD calcula que entre que llega la ayuda y el paciente llega al hospital más cercano el tiempo es mayor a una hora quizás, sea momento de decidir trasladar al paciente antes de que la ayuda llegue (muchas veces se encuentran a mitad de camino) Tenga en cuenta que el paciente víctima de trauma debe ser movido “en bloque”, como si su columna vertebral, brazos y piernas no tuvieran movimiento, como un muñeco de madera.
Lo ideal es colocarlo sobre una superficie dura (tabla) y así trasladarlo. En general se necesita de una camioneta con caja larga. Recuerde proteger del frío al paciente y aquel refrán que dice “más vale tarde que nunca”: ya hay un lesionado que no sean más!
• Siniestro vs Accidente
Como ha visto hemos utilizado el término siniestro en lugar de accidente dado que tenemos el convencimiento de que los mal llamados accidentes de tránsito son en su enorme mayoría prevenibles y por lo tanto no “cosas del azar”. La imprudencia y la negligencia de los conductores (a veces de los peatones) son la gran causa de la mayoría.
(FUENTE: Cardiomovil)