Los dos adolescentes cursaban tercer año en el Instituto Provincial de Enseñanza Media (Ipem) en Córdoba. Pasaban mucho tiempo juntos y sus padres se conocían. “Yo maté a Joaquín" confesó en una de las interrogaciones, pero en las mismas se contradice. El chico murió, según las marcas halladas en el cuerpo, por un golpe contundente en la cabeza.
El jueves pasado fue la última vez que Joaquín fue visto con vida. Una filmación de una cámara de seguridad captó a la víctima y al sospechoso del crimen caminando juntos. La denuncia por la desaparición del adolescente fue hecha por su madre la noche de ese jueves, según informó La Nación de Argentina.
“Es un psicópata, fue toda la vida amigo de Joaquín”, dijo la madre sobre el asesino de su hijo en una declaración televisiva. La mujer debió ser internada por una crisis nerviosa que tuvo después de que encontraran a su hijo muerto.
El cuerpo del joven fue encontrado a cien metros de la escuela, en una casa abandonada a las que algunos vecinos califican de “aguantadero” de los estudiantes.
Primos de Joaquín, que integraban ese grupo que usaban la mencionada casa, fueron los que encontraron el cuerpo ensangrentado en el piso.
A su vez, la policía incautó un fierro y unos ladrillos que estaban al lado del mismo.
El jefe Departamental de Policía, comisario mayor Enrique Carreras, manifestó que se presume que Joaquín falleció el mismo día que desapareció y antes de las 15 horas.
Sin embargo, habrá que esperar a la autopsia que se realizará en Río Cuarto y el sospechoso está desde ayer alojado en el Complejo Esperanza, un instituto para menores en la ciudad de Córdoba.
No hay una hipótesis clara de qué habría motivado al chico a atacar a su amigo. Compartían su amistad con una compañera de escuela y por eso los llamaban los “tres mosqueteros”.
Foto: La Nación