El subsecretario del Ministerio de Ambiente, Gerardo Amarilla afirmó que “uno de los principales retos que enfrenta Uruguay en cuanto a recursos hídricos es la adaptación al cambio climático, que puede tener impactos significativos en la disponibilidad y calidad del agua”. Los conceptos fueron vertidos ayer jueves en la Sesión Plenaria de la Conferencia del Agua 2023 de Naciones Unidas.
En su discurso ante el plenario de la ONU, Amarilla sostuvo que “el bienestar social es imposible de alcanzar si no propiciamos la seguridad alimentaria, salud e higiene y que nada se logrará sin una gestión integrada y sostenible de los recursos hídricos”.
Amarilla destacó que en el 2020 “se creó el Ministerio de Ambiente y mencionó la aprobación del proyecto “Universalización del Saneamiento para el Interior del país”, por el cual se logrará un incremento significativo en la infraestructura existente de los servicios de alcantarillado sanitario, además de fuertes inversiones para proveer de una fuente alternativa de agua dulce para potabilizar que beneficiará al 60% de la población del país”.
Sostuvo que “en los últimos años estamos enfrentando un período de sequía severo que provoca un alarmante déficit hídrico. Esto está generando repercusiones no solo en el sector productivo con importantes pérdidas, sino también impactos sociales en las poblaciones rurales y no de menor importancia los impactos ambientales, en la afectación a recursos naturales y biodiversidad”.
Para ello –agregó- “se necesitan inversiones en infraestructura para lograr la disponibilidad de fuentes alternativas a la lluvia, como por ejemplo el alumbramiento de aguas subterráneas y la re circularidad para la agricultura de aguas ya tratadas; también inversiones para mejorar e incluir nueva tecnología en reservorios de agua; y por último inversiones en el necesario cambio cultural de la población para un uso más sustentable y responsable del agua”.
Para ello “cada vez más productores están creando reservorios de agua y sistematizando los abrevaderos de ganado con bebederos con sistemas electrónicos de corte de entrada de agua alimentados de tanques u otros reservorios similares.
En el caso de perforaciones, el uso de bombas semisurgentes y presurizadas para vencer la gravedad y llevar agua contra pendiente, distribuyendo agua en los diferentes potreros del predio es una práctica que se sigue adoptando y que es amortizable en el corto plazo”.
Además, si bien no se puede prevenir la sequía, sí se puede prevenir los efectos que ésta causa con cada vez mayor intensidad, implementando tecnologías que permitan el desarrollo productivo conjuntamente con el abastecimiento de agua para la población”.
Agregó que “una de las medidas que pueden adoptarse es la de “productor de agua”, es decir, un porcentaje importante del agua que corre por nuestra red hidrográfica termina en el estuario del Río de la Plata.
Una forma de realizar reservorios es crear la figura de productor rural “productor de agua” creando represas y/o embalses que regulen el estiaje de los cursos y reserven agua para los períodos de escasez”.
“La reutilización de aguas residuales para su empleo en la actividad agrícola es otra actividad que puede ser regulada y sujeta a normativa, siempre teniendo en cuenta la normativa existente para el vertido a terreno”, afirmó Amarilla.
Amarilla aseveró que “el evento de sequía extremo vivido en los últimos 3 años, con especial énfasis en el verano del 2023, ha provocado el colapso de los sistemas hídricos y puesto en jaque la gestión de las aguas en el Uruguay”.