8 años de cárcel para homicida de Lucía Hernández
Judiciales 16:00

8 años de cárcel para homicida de Lucía Hernández

El juez de 11° turno, Dr. Darwin Rampoldi, condenó esta tarde a José María Saravia a la pena de ocho años de prisión por un delito de homicidio. Saravia, de 35 años y poseedor de antecedentes penales, confesó ser el autor del crimen de la joven Lucía Hernández ocurrido el pasado martes, por la mañana, en un local comercial de la calle 25 de Mayo casi Santa Teresa. Según su declaración, mató a la muchacha luego de una discusión generada mientras consumían droga y porque ella le pegó una cachetada.

En la audiencia de formalización realizada en el Centro de Justicia de Maldonado se anunció que la defensa de Saravia, en la persona de la Dra. Alicia Magnani (defensora de oficio) y la Fiscal, Dra. Adriana Sampayo, habían acordado un proceso abreviado luego que Saravia, tal como adelantó FM GENTE, había confesado, relatado y aportado detalles de lo sucedido el pasado martes 29 cuando mató a Lucía Hernández.

Del relato de los hechos realizado por la Dra. Sampayo se pudo saber que Saravia y Hernández se conocieron poco antes, esa misma mañana, en el predio ferial de Maldonado. Tras conversar allí, consumieron droga (pasta base) y acordaron trasladarse hasta el local de 25 de Mayo y Santa Teresa para continuar el consumo.

Saravia tenía llaves del lugar puesto que, como se informara, hasta días antes allí funcionaba una sede de la ONG Remar, que trabaja con personas que presentan problemas de abuso de sustancias, y el individuo participaba de las actividades.

Puesto que Remar había decidido no continuar funcionando en ese local, se había dispuesto realizar algunos arreglos de pintura y otros trabajos menores previo a la entrega definitiva del mismo, por lo que Saravia tuvo acceso a la llave del candado de ingreso al predio.

Así entonces, Saravia y Hernández caminan desde el predio ferial hasta 25 de Mayo y Santa Teresa e ingresan próximo a las 8.10 de la mañana del martes 29. Esta situación quedó registrada en las cámaras de seguridad de la Parrillada La Balanza y también el trayecto pudo visualizarse en las cámaras de video vigilancia públicas.

Una vez en el sitio, la pareja se ubica en un patio trasero donde consumen nuevamente pasta base, hecho reconocido por Saravia y que surge asimismo de pericias practicadas por orden de fiscalía.

Sin embargo, pocos minutos después se genera una discusión entre ambos que, en su punto culmen, lleva a Hernández a propinarle una cachetada a Saravia. Esto generó que el individuo golpeara a la joven y la empujara contra una pared tras lo cual ésta comenzó a gritar pidiendo ayuda.

Esos gritos fueron escuchados por dos trabajadores, de otro comercio vecino al lugar, que fueron quienes llamaron al servicio de emergencia 911 para denunciar la situación. La policía envió un móvil a la zona y, junto a los denunciantes, tocaron timbre en varias casas cercanas pero no se logró establecer de dónde provenían esos gritos y en ese momento no hubo ninguna pista de lo que ocurría en el interior del local vacío.

También del relato de la Dra. Sampayo, apoyado en declaraciones del acusado, testigos y evidencia recogida durante la investigación, se estableció que cuando Hernández clama por ayuda, Saravia, intentando acallarla, la toma por el cuello y presiona hasta que la mujer pierde el conocimiento.

De inmediato, el individuo la lleva desde el patio hasta una de las habitaciones donde le aplica dos cortes en el cuello y finalmente toma una bolsa de arena y vacía su contenido sobre la cabeza de la víctima. La causa de muerte, dijo la fiscal, se estableció como "asfixia mecánica por arena".

Saravia optó entonces por cambiarse de ropa, puesto que la camisa que llevaba presentaba manchas de sangre; guarda esa prenda en una mochila, se coloca una remera celeste, recoge una frazada y el calzado de la víctima y abandona el local. Toda la acción, desde que ingresó con Hernández hasta que se fue en solitario, llevó 37 minutos, explicó la fiscal.

Los hechos colocan a Saravia una media hora más tarde llegando hasta el domicilio de una mujer, a quien conocía por haber sido vecina del local de Remar, y a quien le ofreció comprar la frazada y el calzado de Hernández para reunir dinero y poder comprar un pasaje de bus que lo trasladara fuera del departamento de Maldonado.

Sin embargo, la vecina sólo le dio 150 pesos por la frazada por lo que Saravia vio frustrada su intención de abandonar la zona.

También se pudo establecer que, de camino a la casa donde quiso vender las prendas, arrojó en un contenedor de basura la camisa que usaba cuando mató a Hernández, elemento que fue recuperado, por policía científica y bomberos, del interior del camión de basura que había vaciado el contenedor pocos minutos después que el asesino se despojara de esa evidencia.

La imposibilidad de abandonar la zona ante la falta de dinero hizo que próximo a las tres de la tarde la policía, que seguía su rastro a través del sistema de cámaras, diera con él y lo detuviera.

El caso se enmarcó en lo previsto en el artículo 310 del Código Penal ("El que, con intención de matar, diere muerte a alguna persona, será castigado con veinte meses de prisión a doce años de penitenciaría), no se configuraron agravantes, por lo que la fiscalía -y en virtud del acuerdo con la defensa- solicitó la condena de ocho años de prisión por un delito de homicidio.

El Juez avaló el acuerdo y ordenó la condena de José María Saravia de acuerdo al pedido fiscal. Al preguntarle a Saravia si entendía la situación y si quería declarar alguna cosa, éste solicitó no cumplir la pena en la cárcel de Las Rosas ya que dijo haber sido amenazado por otros individuos con quienes compartió la detención horas antes. Declaró que éstos sujetos le habían dicho que "lo esperaban en Las Rosas" supuestamente para tomar represalias en su contra por haber matado a la joven.

El Dr. Rampoldi recordó que el lugar de reclusión lo establece el INR, y que escapa a la competencia del Poder Judicial, aunque en su fallo dejó constancia del pedido del condenado.

Entre el público presente en la audiencia se encontraba el padre y dos hermanos de Lucía Hernández, visiblemente conmovidos por el relato de los hechos que acabó con la vida de la joven mujer.



foto portada: Prensa Fm Gente
foto galería: José María Saravia, Ministerio del Interior

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