La Fiscalía de San Carlos de 1er. Turno, a cargo de la Dra. Mariela Núñez, logró, este viernes, condenar a 25 años y 6 meses a Wilson Andrés Lauz Eguren (37), asesino de Betania Gómez Ruiz Díaz, como autor de un delito de homicidio especialmente agravado por el vínculo y muy especialmente agravado por la figura del femicidio. El crimen tuvo lugar en diciembre y, dentro de su confesión, Lauz explicó que Betania "era suya o de nadie más".
Wilson Andrés Lauz Eguren de 37 años, confesó el 10 de diciembre a la policía el asesinato de su expareja de 32 años, cuyo cuerpo enterró en un monte de eucaliptus cercano al cementerio de Maldonado pero a la que había matado en una zona cercana a San Carlos.
La Fiscalía había pedido 30 años de penitenciaría por considerar que se trataba de homicidio especialmente agravado por la premeditación y el vínculo que existía entre el hombre y la mujer, y muy especialmente agravado por la figura de femicidio.
El hombre la mató por celos ya que "la quería tener solo para él", pero al confesar y colaborar con la investigación indicando el lugar del enterramiento, teniendo además en cuenta que era primario, el juez accedió al pedido de la defensa y rebajó la pena a 25 años y seis meses de penitenciaría.
Lauz Eguren reveló en su momento detalles de la muerte de Gómez, asesinato que salió a la luz cuando el individuo confesó a otra persona haber matado a la joven.
Como informó FM GENTE en aquel momento, una persona se presentó ante las autoridades policiales y radicó denuncia contra Lauz Eguren por la desaparición de Gómez.
El denunciante dijo que el lunes 7 de diciembre de 2020, próximo a las 13 horas, estaba trabajando y Lauz lo pasó a buscar en auto.
Cuando circulaban por calle 7, a la altura de la escuela 95, vieron a la mujer caminando con un hombre alias “El Rubio” y que después de cruzarlos, Lauz detuvo el auto, se bajó y la fue a buscar.
Sobre las 5 de la tarde del mismo lunes, el denunciante, al no tener noticias de Betania, fue a la casa de Lauz para averiguar sobre el paradero de la mujer encontrándolo finalmente sobre las 23 horas, circunstancia en que Lauz Eguren comenzó a llorar confesando que Betania y él habían ido hasta el arroyo San Carlos donde ella consumió sustancias estupefacientes y luego mantuvieron relaciones sexuales.
Como ella no aceptó un pedido sexual la violó en tres oportunidades, y pese a que le aseguró que no lo denunciaría, terminó estrangulándola.
Ya detenido y declarando en sede fiscal, Lauz dijo que indicaría el lugar adonde enterró a Betania y derivó a las autoridades a Maldonado hasta el monte detrás del cementerio donde marcó el lugar exacto.
Obsesivo y manipulador
De las actuaciones cumplidas por el caso surge que el condenado intentó vincular como cómplice a quien lo denunció por el asesinato, cosa que finalmente quedó descartada.
Además, Lauz mantenía comunicaciones con el padre de Betania, quien le hacía llegar dinero para su hija el que finalmente servía para alimentar su dependencia de las drogas. Betania no tenía cédula y por eso su padre le giraba el dinero para alimentos a Lauz; sin embargo, éste no le informaba a la joven que el dinero provenía de su familia y que era para su alimentación. Le entregaba los giros diciendo que era dinero suyo y no ponía objeciones a que la muchacha lo usara para comprar droga.
El asesino intentaba convencer a quien fue su víctima que no estaría con nadie mejor que con él.
El perfil que manifestó impactó fuertemente a su propio progenitor, que no podía asimilar que su hijo fuera capaz de semejantes hechos.