Facebook Twitter WhatsApp

Un joven alegre. Un tipo que sabía escuchar con respeto los problemas ajenos pero no tenía empacho en responder con una arriesgada broma, para aliviar el drama. Hijo de un bombero de Melo, sabía de su trabajo y lo desarrollaba con empeño y dedicación. Un gran profesional.

Así describe Rodrigo González a Jonhattan Acuña, compañero de combate en los incendios de campo registrados durante los últimos tres años en jurisdicción del destacamento de San Carlos. Más recientemente, porque el verano fue más fresco y de escasas salidas, compañero también de relevos y de minutos “estirados” para tomar mate y conversar largo y tendido entre llegada y partida.

“No tengo palabras para describirlo. Una excelente persona, una familia más que compañero de trabajo, porque pasamos la Navidad juntos mientras estamos de guardia. Si le preguntas a cualquiera que lo conoce ninguno te diría algo diferente”, musitó González, en FM Gente.

LA INTERVENCIÓN MÁS DOLOROSA

La muerte violenta de un gran amigo fue un golpe bajo en el cuartel. Pero también caló hondo en el personal del destacamento de Maldonado, que ayer acudió a uno de los tantos rescates por siniestros viales. En uno de los autos destrozados en Aparicio Saravia y San Pablo encontraron a dos de los suyos. Por uno ya nada podían hacer.

Jonhattan ya había muerto y Jorge Xavier mostraba diversos traumatismos. “Nosotros estamos preparados para ver accidentes o en incendios gente herida y muertos pero es difícil cuando te toca de cerca un compañero de trabajo, un amigo. Es muy difícil cuando pasa de cerca”, comenta Rodrigo.

Afirma que, en medio del dolor, seguirán trabajando con “la mejor cara posible”. “Más allá de lo que haya pasado, hay que recordarlo como era él. De hacer bromas continuamente, con buena cara, de buen humor, a veces le contabas un problema y te respondía con algo para despertarte una sonrisa.”

Dice que Johnattan “no se fue”. “Está entre nosotros, porque en todos los que lo conocen ha dejado algo. (Espero) que si ve de algún lado, se dé cuenta que lo queremos muchos”.

EL SERVICIO DEBE CONTINUAR

Con un tono más propio del jefe que del hombre que también compartió horas de trabajo con el fallecido soldado del fuego, Mauricio Souza contiene la voz y afirma que “estas cosas pasan” y deben seguir con su tarea de servicio a la comunidad.

“Son cosas para las que uno nunca está preparado. Y cuando nos enfrentamos con una situación como la de ayer choca, y choca fuerte. Pero la ocasión nos lleva a tener diferentes sentimientos. Cuando nos encontramos con ese accidente tratamos de sacarlos lo más rápido posible y luego analizar”, comentó a FM Gente el jefe del destacamento fernandino.

Aseguró que probablemente hayan secuelas de este hecho en el personal y tratarán de atenderlas mediante profesionales especializados. Es que los bomberos no son sólo compañeros, son amigos, hermanos, acostumbrados a cuidarse las espaldas mientras hacen lo imposible por salvar vidas ajenas y efectos materiales.

“Ellos no solo son compañeros trabajando, pasan juntos las 24 horas del día. Viven el día juntos, son una familiar paralela, en el franco van a la playa juntos o salen a tomar una cerveza juntos”, relata el oficial. Otro dato hace esta tragedia más impactante: el papá de Johnattan, un avezado bombero de Melo, estuvo trabajando largo tiempo en Maldonado para la reestructura del destacamento fernandino.

Gente “allegada”, “muy querida por los funcionarios” al punto que a varios habrá que ofrecerles asistencia psicológica, estimó De Souza.

En tanto, el bombero Xavier, quien pensaba volver a Solanas tras dejar a su compañero en José Ignacio, fue dato de alta y se recupera en su domicilio con la lógica conmoción por lo ocurrido.

También varios bomberos jóvenes entraron en shock y hubo que separarlos de su tarea y modificar las guardias, por temor a su desempeño en caso de situaciones riesgosas. Aunque sacudidos por la situación, muchos resolvieron viajar a la ciudad de Melo, para despedir a Johnattan esta mañana. Luego, habrá que empezar a sanar. Sin olvidar.

MR