Los diez candidatos a la Intendencia Municipal de Maldonado destinarán US$ 1.000.000 a su campaña para mayo, según se desprende de entrevistas realizadas en el programa Dossier de FM Gente. Bajo un principio de equidad, cada uno debería destinar US$ 100.000. Pero las realidades son muy dispares. El profesor Rafael Piñeiro, del Instituto de Ciencias Políticas, explicó el porqué. (ACTUALIZADA 17:40)
El costo de la campaña política fue un tema del que todos los candidatos hablaron en Dossier. Suponiendo que dijeron la verdad en cuanto al presupuesto que manejan y a los montos que efectivamente destinarán, los candidatos de Maldonado dejarán por lo menos US$ 1.000.000 en estas elecciones departamentales.
Calculando que son diez, sobre una base de igualdad de recursos, cada uno tendría que gastar US$ 100.000 en su campaña. Sin embargo, la realidad de los políticos del departamento es muy dispar incluso dentro de un mismo partido.
Un caso extremo es el del candidato de Asamblea Popular, Carlos Pérez. El dirigente maneja un presupuesto de $ 50 mil y apuesta a recorrer localidades en moto, para realizar encuentros mano a mano con los vecinos. El dinero que no irá al combustible será destinado a la impresión de volantes y afiches, dijo. Pérez sostuvo que su partido apuesta a financiar la campaña con aportes de los militantes. “No nos ponen plata porque luchamos contra los intereses establecidos”, dijo el candidato.
La cifra que invertirá Asamblea Popular está bastante lejana del costo “ideal” de una campaña, según calcula el otro Pérez de la grilla de candidatos. Darío Pérez consideró que la campaña ideal debe costar US$ 250 mil pero estimó que no alcanzará esa cifra. De todas formas, sostuvo que habrá quien gaste mucho más que él e instó a los electores a considerar quién aporta cuánto a qué candidato, al momento de votar, como forma de observar qué intereses persigue cada uno.
Por su parte el candidato frenteamplista Ricardo Alcorta, como buen contador, afinó el lápiz y sacó el cálculo exacto de cuánto habría que invertir en una campaña: US$ 201.700. Sostuvo que su agrupación estará lejos de esa cifra y que, a lo sumo, gastará la mitad porque los tiempos de financiar campañas vendiendo pasteles y tortas fritas quedaron atrás.
El candidato frenteamplista Óscar de los Santos, en tanto, dijo que tiene una caja de ahorro con $ 492.647 (U$ 25.500) que destinará a su campaña y prepara dos cenas de recaudación de fondos, con tickets de 250 dólares por comensal. Una cena está prevista para el 12 de abril en el Salón Montecarlo del hotel Conrad, donde el único orador será el ex intendente. La otra cena será el 16 de este mes, en el hotel Mantra, y contará con la presencia del vicepresidente Danilo Astori y del ministro de Transporte y Obras Públicas, Enrique Pintado.
El único que parece decidido a gastar un cuarto de millón de dólares en su campaña es el candidato nacionalista, Enrique Antía. El ex intendente señaló que, como máximo, gastará US$ 250.000 en su campaña. “Es más o menos el costo que estimamos y debe andar bastante certero porque somos bastante machetones en el manejo de los pocos recursos que aparecen”, comentó Antía.
Este monto revela la gigantesca disparidad de recursos de los candidatos nacionalistas en Maldonado. Dina Fernández Chaves anunció que gastará US$ 10 mil y que buena parte de su campaña contará con el trabajo de su familia – su hermano es pintor de letras y le ayudará con la cartelería- y de los militantes. La candidata nacionalista lamentó que su designación haya sido después del verano, época en que todos apuestan a una fuerte recaudación.
“Todos sabemos quiénes son las personas que contribuyen con cada partido. Siempre son los mismos, son empresarios que hay alguna afinidad o algo. Ya contribuyeron en la interna, contribuyeron en octubre, contribuyeron en noviembre. Contribuyeron en octubre y en noviembre también con los candidatos nacionales. Y cuando mi candidatura surge, ya habían contribuido. Por algo (Federico) Casaretto pidió que la convención lo proclamara en diciembre para poder recaudar en enero. Y a mí me sacan al ruego en febrero”, lamentó Fernández Chaves.
No obstante, ese mes de ventaja no se refleja en los fondos que hasta el momento recaudó su contrincante interno. Casaretto tendrá una cena de recaudación el 17 de abril en el hotel Conrad, para la cual está vendiendo bonos desde hace algún tiempo y sostuvo que mediante este mecanismo financió su campaña a las internas más la actividad que desarrollan las listas. “Es una campaña muy acotada. Somos una agrupación con muy pocos recursos. Estamos pensando en el entorno de los 70 u 80 mil dólares en toda la campaña”, indicó.
En el ranking de presupuestos aparentemente modestos, sigue a Casaretto el colorado Eduardo Elinger, candidato de Propuesta Batllista. Dijo que destinará “US$ 50 mil o US$ 60 mil”, financiados en parte por cenas de recaudación de fondos. Para este candidato es necesario “ser muy cuidadosos”.
“Cuando actuamos en la Junta siempre lo hicimos con absoluta independencia y libertad. Es bueno conseguir el apoyo de la gente cuando no genera condicionamientos porque si no después terminamos en situaciones que son muy complejas”, observó Elinger.
Sobre esa base, los recursos dentro del Partido Colorado estarán equiparados. El candidato de Vamos Uruguay, Conrado Bonilla, procura alcanzar una cifra similar en su campaña. “Juntaré casi la mitad con lo que se paga por los votos y luego las agrupaciones ponen su dinero para llevar sus candidatos a edil. Pagan parte de la propaganda, parte de los avisitos en televisión que podamos hacer”, indicó.
El candidato del Partido Independiente, Asdrúbal Serrón, destacó la modestia de su colectividad. “No tenemos grandes aportes, más allá de algunos colaboradores simpatizantes. Pienso que nuestra campaña rondará los US$ 10 mil”, señaló.
“GASTAR ES NECESARIO”
Rafael Piñeiro, candidato a doctor en Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Chile y docente e investigador del Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad de la República, subrayó en FM Gente que “el financiamiento para hacer campañas es necesario, sea público o privado, porque hay que solventar un proceso de comunicación entre candidatos y electores”.
El experto agregó que quienes son más conocidos por la ciudadanía necesitan gastar menos que quienes son menos conocidos, al tiempo que los candidatos desconocidos pueden necesitar gastar mucho. Sin embargo, Piñeiro señaló que los candidatos más conocidos tienen más facilidad para recaudar.
“Lo primero que uno puede ver cuando hay un candidato que gasta mucho y uno que gasta muy poco son las chances. Quienes aportan para las campañas o invierten en ella saben cuándo la carrera está perdida o cuándo no compiten por la Intendencia sino por puestos en la Junta Departamental”, indicó.
Asimismo, Piñeiro destacó que los candidatos que están en la gestión (incumbentes es el termino politológico) tienen menos necesidad de gastar que los desafiantes. “Quienes buscan la reelección tienen la posibilidad de mostrar la gestión, tienen ventajas que hacen que el dinero sea menos necesario para ellos. Esto no quiere decir que ese tipo de candidatos no gasten, porque al tener muchas posibilidades de ser electos tienen también muchas más posibilidades de recaudar.”
HÁBILES SUB- DECLARANTES
El experto también indicó que los candidatos “siempre” declaran menos de lo que van a gastar. “Suelen gastar un poco más de lo que se puede porque hay una especie de sensación de que haciéndolo se pueden obtener mejores resultados. Algunos, en ese estímulo, gastan más de lo que los límites permiten. Otros gastan más de lo que la gente ve que podrían gastar y entonces esas personas lo ven no como un problema de legalidad sino como un problema de imagen. Esas son las dos causas de por qué los candidatos suelen subdeclarar en sus gastos.”
INTERESADAMENTE DESINTERESADOS
Uno de los temas que más preocupan es qué intereses tienen quienes financian las campañas. ¿Por qué donan? ¿Se trata de un aporte solidario para la causa democrática o responde a intereses particulares del donante?.
Hay dos teorías al respecto, señaló Piñeiro. “La primera es la que piensa la mayoría de la gente: siempre que hay personas o empresas financiando a un candidato están buscando ser resarcidos por acciones de gobierno o, al menos, evitando que se tomen medidas que los vayan a perjudicial. De alguna manera, comprando decisiones posteriores”.
La otra, que surge de estudios realizados en Estados Unidos donde hay mucho dinero que se aporta a las campañas comparado con la ganancia del donante durante el gobierno del candidato que apoyó. En estos casos, la explicación es que “el aporte para las campañas es un bien de consumo. Es caridad, uno pone para participar pero no buscando un resultado”.
Sin embargo, el perfil de los donantes de Estados Unidos es bastante diferente al de los latinoamericanos, donde no hay tantos con disponibilidad de recursos para destinar a ese tipo de consumos. “Quiere decir que el segundo modelo es menos razonable en América Latina y entonces cuando las donaciones son muy grandes, son de intereses asociados a sectores económicos, son complicadas porque siempre generan algún tipo de condicionamiento en la toma de decisiones”, indicó Piñeiro.
A su juicio, la Ley de Partidos Políticos aprobada en 2009 en Uruguay apunta a evitar esas situaciones, al poner topes a los montos de las donaciones y establecer la obligatoriedad de difundir la identidad de los donantes a partir de determinados montos. No obstante, el politólogo consideró que hay formas de evadir la ley (“hecha la ley, hecha la trampa) y que, por otra parte, no existen en el país recursos para controlar que las disposiciones legales se cumplan.
“Es obvio que siempre hay subdeclaración. No sabemos cuándo gastan efectivamente y lo más difícil de investigar es cuántos de los políticos responden a las preferencias políticas de sus electores o responden a sus financistas y los intereses políticos de éstos.” Ante esa situación, Piñeiro consideró que la sociedad civil – de forma individual o a través de ONG- deberían investigarlo.
En cualquier caso, el profesor dijo que siempre intenta analizar el tema desde una óptima sana, alejada de las sospechas. “Todos tienen que juntar dinero para tener buenos resultados. Si a ese proceso ya de por sí le agregamos una valoración negativa es complicado para el propio proceso democrático. Nadie va a poder zafar de la necesidad de gastar dinero y por lo tanto de la necesidad de recaudar”, reflexionó.
(M.R.)