Autodefinido como un "militante" del Frente Amplio, el ex presidente de la Junta Local de San Carlos dio este lunes, en FM Gente, su visión sobre la gestión de la izquierda a nivel departamental y nacional. Lamentó la distancia entre los gobernantes "del edificio" y la gente común y afirmó que no se ha sabido explicar las estrategias a quienes forjaron la fuerza política. Aunque estimó que hay "cositas" para corregir, su balance del gobierno es positivo.
Carlos "Toto" Núñez rompió un silencio autoimpuesto desde que dejó la Junta Local, Autónoma y Electiva de San Carlos, en 2005. Este lunes advirtió, en FM Gente, que su partido está "gobernando para la gente pero no con la gente" y sostuvo que hay una distancia "entre la gente que está en el edificio y la gente común".
Por otra parte, elogió la figura del intendente Óscar de los Santos, aunque confesó que nunca lo votó. Y sobre el debate por la anulación de la Ley de Caducidad fue categórico: "hubiera hecho lo mismo que (Eleuterio Fernández) Huidobro".
A continuación, la transcripción completa de la entrevista central de este lunes en la Página Central de la Revista Informada:
Alexis Cadimar - ¿En qué estás en la actividad actualmente? ¿Cuál es tu postura dentro del FA? ¿Dónde estás jugando y cómo avizoras el futuro de la coalición?
Carlos Núñez - Uno ahora está como militante. Desde que dejé la Junta con una situación económica complicada, hubo que levantar la cuesta y ahora eso está solucionado. Estoy como observador privilegiado, en el sentido de que puedo hablar con gente, trato de informarme. Veo que el cambio que habíamos prometido hacía muchos años se está llevando a cabo, con lentitud y con los dramas que implica la realidad política. A veces cuesta mucho trabajo traer a la realidad las cosas soñadas. Estoy como militante, dentro de lo que se puede decir militar, porque es una cosa que está habiendo poco y nada. Esa es la gran discusión que tiene el FA con miras a las estrategias de futuro. Una discusión que se está intentando ver si se va a llevar a cabo. Habemos muchos que queremos opinar pero no hay ámbitos para eso o no son los ideales para hablar de política y estrategia. Las redes sociales son un buen método, pero son una ayuda más, la discusión política tiene que darse cara a cara porque si no se va provocando una distancia cada vez mayor. Aquí entro en el tema de la participación de la gente: se va generando una distancia cada vez mayor entre el militante común como uno, y los compañeros que están en los cargos. Entonces entramos en un diálogo de sordos. Pero el balance hasta el momento, ni qué hablar, es positivo.
AC . Ese tema de la militancia ¿amilana al movimiento frenteamplista, su fuerza de convocatoria o de presencia?
CN – Sin dudas. La izquierda nunca había estado en el poder, entonces haber pasado lo que pasó la izquierda –la pasaron todos los partidos y no quiero ofender a nadie, pero la que sufrió más los efectos de la dictadura, sin dudas, fue la izquierda. Eso genera un mecanismo de juntarse la gente y participar, que hubo hasta hace algunos años. Luego la llegada al poder trae la llegada de los pragmatismos en muchas cosas. Bienvenidos los pragmatismos, pero ha faltado y está faltando es discutir esos pragmatismos con la gente, para explicarles. El que anda de a pie en la calle sabe que hay muchas cosas de gobierno que si no se explican la gente no entiende. Y mucha gente a pesar de estar contenta, satisfecha con el clima económico y de libertad y de buen relacionamiento entre los partidos políticos, precisa en su ámbito… Es decir, no hay partido político que pueda manejarse sin que sus bases se muevan. No hay que olvidarse del militante de a pie que fue el que forjó la fuerza política. Creo que, desde hace como un año, se está hablando ese tema. Uno lo ve en los medios, sobre todo los compañeros que están en los cargos. Los que no estamos en los cargos, los que no estamos en el poder pero que sí somos del partido de gobierno, tenemos cosas para palmearle a los compañeros por lo bien que han hecho y también para plantearles cuestiones que hay que corregir.
AC - ¿Cómo estás viendo al municipio de San Carlos y la administración de Óscar de los Santos?
CN – En el municipio de San Carlos hay un hito muy importante, me quedé muy contento, con la votación del presupuesto participativo. Me asombró la cantidad de gente que participó. Los de San Carlos, que nos conocemos todos, vimos caras no solo de frenteamplistas. Pero tendría que haber más participación, es un fenómeno continuo y tiene que darse siempre. Como que se quedó a nivel de las organizaciones sociales, está medio quieto. La participación es un fenómeno más profundo, a mí me gusta ver a la gente en la sala de sesiones de las cuestiones de gobierno en los edificios municipales. Creo que la gente está avalando al municipio. El balance del municipio creo que es bueno. Hay que darle más hincapié con el tema de enganchar San Carlos con el tema turístico, quizás sirva de excusa los 250 años de la ciudad en 2013. Arrimar a Punta del Este, vemos que en verano viene muchísima menos gente que la que debería. Hay que hacer un replanteo del casco histórico de la ciudad, generar una oferta turística en el tema histórico cultural. La intendencia ahora está apostando a los hermanamientos con el sur de Brasil y nos parece bárbaro, hay un mercado de millones y millones de brasileños y bueno, que vengan a San Carlos también. El balance del municipio lo veo bien, las críticas de la gente –lo escucho a través de la radio de ustedes- son sobre temas puntuales y menores. La ciudad está iluminada, las calles están bien. La gran apuesta es enganchar a San Carlos en el tema turístico, que todavía estamos lejos de eso aunque hay tiempo para trabajar.
AC - ¿Aspectos favorables o a corregir de la administración de Óscar de los Santos?
CN – Bueno, sin duda que la nueva ley de municipios genera un cambio. El intendente ahora es como un gobernador, y me parece bien que el intendente no tenga que estar dedicándose a las veredas o al árbol de la esquina, que esté en los temas macro de estrategias. Creo que el Flaco, entre iguales que somos los frenteamplistas, es de nuestros mejores iguales. Está ahí y no es por casualidad. Hace tiempo que no hablo con él, pero uno lo escucha hablar de estrategias, del futuro de Maldonado. Lo escucho dialogar con los actores turísticos, cosa que de repente hace unos años podía pensar que la izquierda no iba a poder hacerlo. Dialogar con propuestas, como se ha hecho con actores turísticos de todos los balnearios. Creo que los cinco primeros años fueron complicados, hubo tozudeces de las dos partes donde se ha dividido el frente. Ahora se ha consolidado un acuerdo, hay gente de las dos partes participante. Ahora, de repente, y es una visión mía, –lo digo con todo respeto y sin ofender a nadie- se ha generado como una distancia entre la gente que está en el edificio y la gente común. Es más, reclamo un ámbito en mi partido para discutir este tipo de temas. Noto que hay poco involucramiento. ..Estamos trabajando para la gente pero de repente no lo estamos haciendo mucho con la gente. No estoy haciendo demagogia, no es que la gente siempre tiene razón, sino que hay que informarla y darle una guía.
AC - ¿Qué la gente se identifique con el proyecto?
CN – Puede ser, pero que la gente te critique el proyecto. Capaz que no se quiere identificar y te dice que hay que ir por otro lado. Tener orejas grandes. Eso es una cosa a corregir. Uno ve que la interna del FA está tranquila y eso es una cosa muy buena, porque hubo una crispación terrible durante los cinco años. Y a pesar de eso, la gente apoyó el proyecto con 20 mil votos de diferencia. Claro, también lo digo con otro respeto, pero uno ve que del otro lado no está surgiendo ninguna propuesta interesante. Me gusta ver las audiciones de la Junta Departamental, los martes, y veo que los partidos de la derecha, el Partido Nacional, el Partido Colorado, un relacionamiento bárbaro pero no hay aportes sustanciales en nada. Escucho el mismo discurso de toda la vida. La izquierda lo que tiene es que corregir cositas, sobre todo en el ámbito de participación. La gente está viendo nulos ámbitos de participación. Pero bueno, vamos bien. Yo reitero el juicio del Flaco. Confieso que siempre he votado al lema, nunca lo he votado a él específicamente, pero pienso que es de los mejores entre nosotros. Lo escucho hablar y me reconforta tener un gobernante como el que tenemos en Maldonado. Y no quiero ningún cargo, aclaro, eh. (risas).
AC – Vale la aclaración. Ahora, con respecto al gobierno de José Mujica, ¿cómo estás viendo esas voces discordantes que se han levantado dentro del FA?
CN – Bueno, es un tema que lo sigo y que lo siento muy de adentro. El mío es un matrimonio que estuvimos presos los dos, entonces es un tema de primer orden siempre. Es un tema sensible, escucho cuando la gente participa en la radio o a través del Facebook, veo que provoca muchas iras. Quizás no lo hemos resuelto adecuadamente, uno lo nota inclusive en el día que se votó la derogación de los tres artículos de la Ley de Caducidad en el Senado. Había muy poca gente, paradójicamente, al mismo tiempo que en el partido de Peñarol había 60 mil personas. De los que podíamos estar involucrados directamente, los que estuvimos presos, dimos un relativo apoyo al tema. Yo, si hubiera estado en el Senado, hubiera hecho lo mismo que Fernández Huidobro. Lo hubiera votado porque soy un hombre de partido y acato lo que resuelve el partido. Pero las leyes tienen que tener un apoyo y un entendimiento popular. No lo supimos hacer en el plebiscito, cuando esperaba que todos los votos del FA fueran con la papeleta. Quizás fue un error nuestro. También le tiro la oreja a la gente: el golpe de Estado cuando se dio, mucha gente miró para el costado. Fue cívico y militar, no solamente militar. Quizás se ha hablado muchísimo, y solamente de los que estuvimos presos. Capaz que no hemos explicado bien. En el liceo de San Carlos teníamos 15 profesores que no fueron presos por nada, que no los procesaron, que no eran delincuentes, perdieron su trabajo en Secundaria, en Primaria, entraban a un trabajo y había orden de que no los tomaran… eso pasó no sólo a los 6.000 que estuvimos presos, a mucha más gente en este país. Muchos sabían y miraron para el costado. Cuando vino la democracia, que bienvenida sea… Me estaba acordando cuando el primer intendente militar (José) Sequeira, yo trabajaba en Pascual Gattás, en Ituzaingó y Sarandí, se decretó feriado porque el hombre se iba. En la empresa los que trabajábamos y la gente de la patronal resolvimos trabajar porque no nos interesaba cerrar porque se iba un intendente militar. Nos calló un jeep militar a media mañana y nos obligó a cerrar. Una pavada, porque ese día no llevaron preso a nadie, pero es de las cosas que hizo esta dictadura que no supimos explicar bien. Sólo quedó el tema entre los tupa que tuvieron la acción armada y los militares, pero hubo un montón de gente afectada. Gurises como nosotros, que fuimos en cana, que nuestras familias sufrieron, que nos cambió la vida. Quizás no supimos explicarlo. Y tampoco hemos sabido solucionarlo bien. En resumen, estoy contento de que se derogue esta ley, no estoy contento de la manera como veo que la gente lo ha tomado. Estoy pensando en los familiares de los compañeros, de la gente desaparecida, que es un dolor que se terminará cuando nos muramos todos, como dijo el Pepe. Pero es una ley el Uruguay no debería tenerla. No estoy contento con la solución, pero había que eliminarla.
AC – Con respecto al gobierno nacional, ¿cómo está llevando José Mujica al país?
CN – Acá soy muy camisetero, lo reconozco. El FA ha resultado ser hasta el momento, y ojalá podamos precisar nuestras estrategias hacia el futuro como hasta ahora… . Ha sido tan notable el frente como acumulación de gente, que hemos tenido dos presidentes tan distintos como Tabaré y el Pepe. Tabaré más distante con la prensa, que antes de hablar lo planificaba muy bien. El Pepe tiene actitudes distintas, que todos los días lo escuchamos a hablar, que se toma el tiempo para hablar con los periodistas cuando lo paran, que tiene rabietas… Pero la línea ha seguido igual, con las distintas formas de los dos. Perdón por el aviso, pero el FA ha hecho una distribución de la riqueza que hacía decenas de años no se daba en este país. Ha logrado el diálogo con la oposición, no tener crispaciones. Me encuentro feliz del ambiente democrático que ha tenido el Uruguay. Que la gente que estaba peor esté mejor, aunque hay que mejorar los mecanismos para estar más con ellos. Pero el balance es positivo, ni qué hablar.