Tiene 22 años y nunca había cometido un delito. Este martes fue condenado a 19 años y 6 meses de prisión por el asesinato de Lucas Barletta.
Lautaro Ezequiel Silva Trabaglia ingresó a la sala donde recibiría su condena con mucha tranquilidad. “Permiso, buenas tardes”, dijo, y se sentó al lado de su abogada. Detrás de él estaban los familiares y amigos de Lucas Barletta, el joven que él asesinó en el 2022.
Vestía jeans ajustados y un buzo de colores y escuchó que el juez lo condenaba a 19 años y 6 meses de prisión sin inmutarse.
Esa actitud fue la que demostró siempre tras el asesinato, por eso el juez Sebastián Amor lo catalogó de “peligroso”. “Continuó un ritmo de vida normal luego de haber dado muerte a una persona”, señaló Amor en la condena que dictó este martes.
El juez también manifestó que Silva Trabaglia “convivió con el cadáver de su pareja por 5 días mientras se descomponía en su domicilio” y que se comunicaba con familiares de la víctima que lo buscaban desesperadamente “dándoles datos falsos sobre su paradero”. Amor fue claro: estos son elementos que dan cuenta “de una crueldad, frialdad y peligrosidad que debe ser tomada en cuenta para la fijación de la pena”.
Durante el juicio la hermana del homicida fue uno de los testigos -más de 20 que tuvo el caso-. Desde que ingresó a la sala a testificar, su hermano buscó su mirada constantemente mientras esbozaba una sonrisa. La joven testificó hasta quebrarse, más cuando habló de la muerte de su madre y de la ayuda económica que le proporcionaba a su hermano. Nunca lo miró a los ojos, se retiró con la cabeza gacha y no asistió a la audiencia de la condena.
Silva vivía en la casa de su madre junto a ella hasta que falleció en mayo de 2022. En esa misma casa, unos meses después, asesinó a su pareja. Primero lo lastimó con un trozo de espejo que se había roto y después le dio golpes en la cabeza con el pie de un ventilador mientras la víctima estaba tirada en el piso.
El agresor ya había golpeado varias veces a otros chicos que se involucraban con él. Le tenían miedo y por eso nunca lo denunciaron, según dijeron a FM GENTE fuentes cercanas al caso.
Este martes, el día que dictaron su sentencia, se retiró de la sala con la misma tranquilidad que mantuvo siempre. Comenzó a alterarse cuando los familiares y amigos de Lucas –quienes lo aguardaban en el hall del Centro de Justicia de Maldonado – le transmitieron algunos mensajes. Enseguida adoptó una actitud de pelea y los efectivos policiales tuvieron que tomar medidas para que no pasara a mayores. “Yo salgo”, les dijo él .