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Dos de ellos que se iban caminando rumbo al asentamiento La Capuera, en el kilómetro 110 de la Ruta 93, con un banco de jardín del que se habían apropiado en Punta del Este.

Cuando caminaban por la avenida Roosevelt, les detuvo personal de radio patrulla que sospechó que lo que veían estaba más cerca de lo ilegal, que de dos personas con necesidad de trasladar banco de jardín propio a algún lugar, y en horas de la noche.

Al ser detenidos, los dos hombres dijeron, tranquilamente, que planeaban llevarse el banco hasta La Capuera, caminando (unos 30 kilómetros al oeste). Cuando les indagaron por la procedencia del banco, también respondieron naturalmente que lo habían tomado de un jardín.

El otro personaje que está declarando ante la Justicia, es un hombre que se declaró indigente al ser detenido, y que había ingeniado un método para hacerse con algún valor. Pero no contó con su falta de entrenamiento para escapar de los perseguidores.

El auto declarado indigente había estudiado que un gran barullo se produce en la llegada y salida constante de ómnibus de media y larga distancia en la terminal de Punta del Este.

Fue capaz de notar que a algunos buses se permite a los pasajeros subir sin control alguno, porque la revisión de los pasajes la hace un guarda a bordo, antes de arrancar.

Y notó que ese movimiento dura unos cuantos minutos. Su plan fue subirse en uno de esos ómnibus, tomar un bolso de los porta equipaje que van sobre los asientos de los pasajeros, contar con la distracción de quienes están subiendo para pasar como un viajante más, y bajarse antes de que lo pusieran en marcha.

Hasta ahí el plan le resultó. No contó con que el dueño del bolso se dio cuenta muy rápido que ya no lo tenía, avisó al conductor y al guarda del ómnibus, y estos, con mayor capacidad aeróbica que él, le dieron caza en pocos minutos. Este jueves 24 de enero declara ante un tribunal Penal de Maldonado.

Z.L.