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Rossana Rijo, su esposo y sus dos hijos adolescentes llevaban diez minutos tomando mate en la vereda cuando notaron que el ómnibus avanzaba, marcha atrás, por la explanada de la empresa CODESA ubicada al otro lado de la calle. Por fortuna, todos estaban atentos y lograron huir a tiempo cuando la pesada unidad, sin chofer, invadió la vereda y se estrelló contra la casa.

Rijo contó este martes, en FM Gente, que no le desea a nadie ni el susto que pasaron en ese momento ni la zozobra en que viven desde esa tarde del domingo. Aseguró que, de milagro, su hijo no estaba en el dormitorio donde se incrustó el ómnibus. Había pensado en ir a recostarse minutos antes y ella insistió para que, todos juntos, merendaran afuera.

Está dolida y molesta por eso, pero también porque dice que la empresa les ha pagado un hotel al que no pueden ir porque tienen tres perros. También dice que están con ropa prestada, porque todo quedó dentro de la casa, a la que no pueden entrar por riesgo de derrumbe. Pero además, deben turnarse para hacer guardia porque, según afirmó, a media mañana de este lunes se fue el policía que custodiaba el lugar.

Rijo no dio muchos detalles de qué es lo que reclaman a la transportista. “Eso está en manos de abogados”, dijo, de tanto en tanto, durante la entrevista. En cualquier caso, admitió que la firma se comprometió a pagar la reparación de la casa, que en realidad no es suya aunque la alquila desde hace ya muchos años.

Entretanto, en CODESA presumen que el accidente ocurrió porque alguien subió a la unidad y desactivó el freno de manos. Según el dirigente gremial Robert Remedios, esto no es extraño porque los robos a las unidades estacionadas son frecuentes. En ese sentido, consideró necesario reforzar la seguridad en esa explanada, para evitar males mayores.

El trabajador sostuvo que las pericias realizadas en la pasada jornada determinaron que la pesada unidad estuvo ocho minutos estacionada en la pronunciada pendiente, antes de deslizarse e impactar contra la casa ubicada en frente. Esto permite descartar que el chofer no haya puesto el freno de mano, como se pensó inicialmente.

Entretanto, la unidad continúa en el lugar del siniestro hasta que se establezca la mejor forma de retirarla, ya que existe riesgo de derrumbe de la vivienda. La ocasión es propicia para que los curiosos de la ciudad se den una vuelta y observen, con estupor, cómo quedó el lugar. Algunos han tomado fotografías, tal vez para respaldar dentro de algunos años la historia del día que un ómnibus del pueblo se metió en un living.

(foto: Sandra Pérez)