El senador del Frente Amplio, Daniel Martínez, dijo a FM Gente que no guarda rencor por la derrota que le infligieron en 2009 cuando aspiró a ser candidato a la Intendencia de Montevideo. Otros sectores de la coalición lo anularon afirmando que una heladera igual ganaba. Ahora admite que quedaron cicatrices de aquello, pero encara nuevo intento.
Martínez afirmó que se está preparando desde mayo, moviendo a un equipo diverso de gente, para ser el candidato que procure mantener en manos del Frente Amplio 25 años de una criticada gestión de la Intendencia de Montevideo, pero en ningún momento dijo qué se ha hecho mal y qué cambiaría, o cómo lo haría.
Un cuarto de siglo en el que la comunista Ana González pasó por arriba de la candidatura de Martínez en 2009, y se convirtió en el voto heladera que hoy el precandidato admite ha generado disgusto dentro de la misma coalición.
ME ESTOY PREPARANDO
Con un tono de modestia desmentido por las mil veces que refirió a “yo” en sus respuestas, Martínez dijo que “todo aparecería para que uno de repente vaya a ser uno de los candidatos” a la Intendencia de Montevideo.
“Veremos qué pasa; yo igual me estoy preparando, por las dudas, porque entender y poder aportar y hacer objetivo político pero con buena gestión manejar un monstruo como la intendencia implica empezar a trabajar”, prosiguió, en medio de una campaña que lo lleva por todo el país proponiéndose.
Afirmó que “lo vengo haciendo desde hace seis meses, en mayo por ahí, empecé una serie de reuniones, sobre todo para escuchar”.
“A su vez la departamental de Montevideo y todo el Partido Socialista están trabajando en un montón de comisiones profundizando el programa”, dijo, poniendo la estructura partidaria detrás de este nuevo intento.
Afirmó que “yo vengo haciendo ese tipo de reuniones con gente que ha tenido responsabilidad en la intendencia, que la tiene, con actores empresariales, sindicales, metiéndome en los temas como para reflexionar”.
“Ir preparando, estudiando los presupuestos (municipales), por lo menos los presupuestos 2011 y 2012 los he estudiado; y trabajar en el tema; no solo alcanza con las buenas intenciones, y tener sueños de hacer cosas, sino que hay que saber hacerlas, estudiar y conocer mucho los temas”, dijo.
“DOLOR” PASADO
Martínez, de tuteo fácil y autoproclamado como ejecutivo en la tarea política, admitió las cicatrices del “voto heladera” que le desplazó: “No, que lo de la intendencia dolió…, a ver, vamos a aclarar eso, yo laburé para Ana (Olivera) y yo fui tal vez porque la gente nos lo decía, entendí que iba a haber un voto en blanco importante, y pelee”.
Aseguró que tuvo “34 reuniones contra (sic) grupos frenteamplistas que iban a votar en blanco; me llamaban, vamos a intentar…, te damos la posibilidad de convencernos; la verdad es que no me fue muy bien porque hubo casi un 14% de voto en blanco, de lo cual un 95% de eso eran frentamplistas”.
EL CANDIDATO DOLIDO
“Yo estaba dolido, no lo niego, pero como todo en la vida, hay que procesar los problemas, salir para adelante y pelearla”, dijo, dejando en claro que hubo un impacto personal que le costó mucho levantar con lo del “voto heladera”.
Dijo que “en vez de quedarme llorando me dediqué a recorrer el país, a hablar con la gente, y a trabajar; ya pasó, ya está, son datos de la realidad que uno tiene que entender, comprender, hay acuerdos que se hacen dentro de las fuerzas políticas”.
Insistió en que “es una realidad, pasó eso”, pero no intentó una autocrítica sobre errores propios:“Mientras el Frente Amplio aprenda la experiencia, que yo creo que la ha aprendido, uno habla con mucha gente, inclusive gente que tuvo parte de ese acuerdo mismo, que dice pa’, la verdad es que metimos la pata”, dijo.
FILOSOFÍA FRATERNA
Martínez salpicó sus respuestas incluyendo una y otra vez la palabra “fraternidad”. ”Yo siempre digo, si hay algo que me importa ahora como candidato de Montevideo, lo que más me importa es la fraternidad”.
“Lo digo, si uno no tiene que ser candidato no lo va a ser, y no va a generar, esta vez, por lo menos, ninguna sorpresa ni dolor”, amplió, siempre con aquella frustración como ancla.
Ligó a ello que “tenemos que cuidar el tema de la fraternidad; yo por eso a veces me molesta y lo digo, cuando un compañero sale a decir lo que piensa por la prensa, y no lo dijo primero mirando a los ojos a quién va dirigido, me parece mal, y a veces pasa demasiado eso” dentro del Frente Amplio.
Avisó que no es capitalista, ni acepta el capitalismo como filosofía; no sólo lo rechazó, sino que lo culpó de todo lo malo que pasa en el mundo; pero no esbozó en ningún momento ningún modelo alternativo desde que la utopía económica socialista se derrumbó a comienzos de los ’90.
Criticó a los partidos tradicionales por su afección a gestionar desde una concepción de libre mercado, donde el mercado se convierte en el gran asignador de los recursos, pero admitió que el Frente Amplio llegó al poder sin tener gente capaz de gestionar, sin la experiencia de la gestión.
Dijo que si no es el próximo intendente de Montevideo y Tabaré Vázquez lo vuelve a llamar para ponerlo al frente de un ministerio, volverá a aceptar. “Yo tengo una gran confianza en Tabaré, me genera confianza personal; no quiero decir que vaya a coincidir en todo con él, pero me genera…”, dijo, dejando la frase en suspenso, para atropellar otra idea con su discurso acelerado.