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El sábado a la mañana llegó a la sucursal Piriápolis del Correo, un paquete de unos 40 centímetros de largo por unos 30 de ancho, que pesaba aproximadamente 5 kilos. Desde la dependencia se dio aviso a la destinataria para que fuera a retirarlo, pero Correos cerró a mediodía y el paquete quedó allí.
La destinataria, una mujer de reconocido apellido en nuestro país, mantiene un largo litigio con familiares directos por una herencia de varios millones de dólares y las relaciones no estarían bien. Por eso, se asesoró con un abogado y radicó una denuncia ante la seccional 11ª del balneario, sospechando que en realidad querían atentar contra ella.
La Policía hizo las diligencias de rigor ante la justicia y se decidió ir a ver el paquete junto a funcionarios de Correos que ya estaban libres. Se hizo la inspección con presencia incluso de Bomberos, y como el paquete resultó realmente sospechoso se tomaron otras medidas. Se acordonó la zona, se evacuaron algunas personas y se dio participación a la Brigada Anti Explosivos del Ejército Nacional que, llegó con equipamiento especial sobre la hora 23.00.

TRES DETONACIONES
Tras acordonar la zona y ampliar el área de exclusión a varias cuadras, con epicentro en la avenida Piria y calle Tucumán, el sospechado paquete fue retirado de la dependencia de Correos y “escaneado” en la calle para confirmar si dentro de lo que parecía ser ropa, había algún objeto “sólido”.
Tras ello se instalaron distintos dispositivos y con intervalos de unos 15 minutos entre cada uno, se realizaron 3 disparos que hicieron volar varios metros por el aire al paquete que terminó destrozado.
Finalmente sobre la hora 1.15 del domingo, se confirmaba que se trataba solamente de ropa usada que, le había enviado una hermana a la denunciante, y que nada tenía que ver con un supuesto atentado.
Los antecedentes del caso fueron elevados a la justicia competente.
Redactado: R.A.