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Julio Rey, presidente de la organización Autocultivo Florida, miembro de la Federacion de Canabicultura del Uruguay, señaló que han prestado asesorías al Estado y a privados sobre este tema.
El club de Florida, denominado La Hoja Roja, realiza el cultivo de forma comunitaria y trabaja para que la población entienda lo que es el cannabis, su uso y su cultivo. Rey opina que la ley aprobada “hace al interés de todos” y no a los consumidores.

Consideró que combatir las bocas de venta de marihuana dependerá de mucho más factores que una ley, pero ya existen más de 2000 usuarios registrados y “son 2000 personas menos que están yendo a las bocas a alimentar un circuito de tipo criminal y a adquirir marihuana de menor calidad”. El tope límite mensual y los controles bromatológicos hacen “una diferencia abismal” con el sistema anterior.

La marihuana utilizada en Uruguay es la flor del cannabis, a diferencia del paraguayo que se utiliza en su totalidad y es de mala calidad. El nacional es “un pegue de mayor calidad, más liviano y más eufórico”, detalló.

Rey añadió que la marihuana tiene efectos previsibles sobre el usuario y no lo somete a un síndrome de abstinencia si alguien decide suspenderlo. El uso problemático, por ejemplo efectos sobre la salud cardiovascular, es inferior al de quienes consumen alcohol y cigarrillo.

Por el momento, paulatinamente, cada vez más gente se registra al circuito legal y abandona el circuito del narcotráfico, dijo el cultivador. Las asociaciones civiles, con un máximo de 99 plantas, pueden entregar 40 gramos mensuales o 480 gramos anuales. Los 40 gramos se venden a 1.000 pesos, monto que en el mercado ilegal se cobra por 20 gramos, dijo Rey.



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