En diálogo con la Página Central de la Revista, la doctora e integrante del equipo de cuidados paliativos pediátricos de Maldonado, Jaqueline Olmedo, reflexionó sobre los mitos de los cuidados paliativos y describió la diferencia entre eutanasia y sedación paliativa.
Consultada sobre los desafíos que enfrenta como médica pediatra especializada en cuidados paliativos, Olmedo remarcó la importancia del trabajo multidisciplinario con otras áreas de la medicina y definió a la medicina paliativa como una estrategia de atención en salud, que específicamente en lo pediátrico “la OMS la define como el cuidado activo del cuerpo, la mente y el espíritu del niño o niña, para mejorar su calidad de vida y la de su familia”.
Olmedo también se refirió al proceso que realizan para tomar la decisión de efectuar una sedación paliativa: “Cuando tenemos un síntoma que puede ser difícil de controlar, siempre tenemos expertos o gente con las que nos formamos a los cuales consultar, para revisar esa condición clínica”.
Y añadió: “Una vez que llegamos a que ese síntoma, pese a que hicimos todo y que consultamos a especialistas, sigue estando, lo consideramos un síntoma refractario(…) ahí llegamos a la sedación paliativa”.
En ese mismo sentido, remarcó la diferencia que implica realizar ese tipo de sedación, que consiste en “dar determinada medicación que no va a acelerar ni va a producir la muerte, sino que va a controlar el síntoma y hacer que sea confortable”, y la eutanasia, que sí “es una medida activa que provoca la muerte”.
En relación a los retos que afronta al trabajar en esta área de la salud, Olmedo explicó que el desafío máximo implica poder realizar una búsqueda activa de todos los pacientes que pueden ser pasibles de estos cuidados, aunque aún “están muy lejos de eso”.
Asimismo agregó que también se busca que los profesionales de la salud puedan estar dedicados exclusivamente a este tipo de cuidados, pero también es una situación que dista de la realidad actual.
Con respecto a la manera de afrontar las diferentes etapas que transitan los pacientes, enfatizó que “un trabajo en equipo con muchos profesionales, y con el niño y la familia, hace que uno conozca la trayectoria de la enfermedad, sepa si estamos transitando el fin de vida, y en ese caso, podamos ofrecer toda la calidad para tener una muerte digna”.
En ese mismo sentido, remarcó que en Uruguay existe la ley Nº 20.179 (Declaración del derecho universal sobre los cuidados paliativos), que habilita a tomar en cuenta el testimonio del niño, en el caso de que su desarrollo y edad así lo permitan.
En cuanto a las enseñanzas y aprendizajes que sus pacientes le han dejado, Olmedo remarcó: “Los adolescentes, por ejemplo, protegen mucho a sus familiares y no se habilitan a llorar. Han dejado cartas para distintas personas, hablan mucho para después de su muerte”.