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Pérez Aguirre fue sacerdote, promotor, defensor y educador en Derechos Humanos; autor de libros editados en numerosas lenguas, ensayos en teología y pedagogía; fundador del Servicio Paz y Justicia (SERPAJ) e integrante de la Comisión para la Paz. En su granja de Las Piedras, trabajó con niños en contexto crítico, entre otras actividades.

De acuerdo a la descripción proporcionada por el Programa de Derechos Humanos que dirige la dirección Jurídico Notarial del municipio, la vida de Pérez Aguirre estuvo motivada por “la defensa, sin ingenuidad, de los derechos humanos en todas sus dimensiones, el combate a la injusticia desde una trinchera humilde y una sensibilidad por la que no dejó nunca de denunciar con lucidez toda violación a la dignidad humana”.

Para Raúl Martínez, coordinador de SERPAJ, Perico “no fue un hombre de lanzar ideas a cubierto de cualquier riesgo, por el contrario, asumió los peligros que sus propuestas implicaban y coherente con ellas enfrentó los momentos más difíciles. Así fue que en aquellos años de miedos y silencios impuestos por la dictadura, cuando cada gesto por la verdad y la justicia podía costar la cárcel, la tortura o la muerte, predicó con la palabra y el ejemplo la causa de los derechos humanos."

(Fuente: IMM)