El pasado miércoles 3 de enero fue de los días más dramáticos y agotadores para el equipo de la Brigada de Guardavidas de Maldonado que trabaja en la zona de La Barra. EL equipo integrado por Martín Minetti, Leonardo Fernández, Javier Samudio y Marcelo Russo apoyado por Nicolás Manfrini desde la costa, tuvieron en esa jornada cuatro rescates difíciles pero lograron su cometido tras arriesgadas peripecias.
El guardavidas Leonardo Fernández, relató en FM GENTE lo sucedido el pasado miércoles 3 de enero en la desembocadura del Arroyo Maldonado cuando rescató a dos bañistas con el apoyo de dos compañeros. Esa jornada fue la más complicada en su trabajo en 17 años en la Brigada y en 16 en ese puesto.
“Ese día fue tremendo y se vio en la cantidad de rescates y en la cantidad de prevenciones que tuvimos que hacer toda la jornada en la orilla. La verdad que estuvo complicado, desde mis 17 años y 16 en esa playa fue el más complicado”, manifestó.
Próximo a la hora 18.30, Fernández y otro rescatista se encontraban cumpliendo funciones en la desembocadura del Arroyo Maldonado cuando vieron que dos hombres salieron de la zona habilitada para baño. Los lugares se encuentran debidamente señalados por banderas, en este caso la marca era entre una roja y otra amarilla.
Los guardavidas se apoyaron en un tercer compañero que estaba en la torre, Marcelo Russo. En determinado momento, los salvavidas salieron al recate de los nadadores ya que no volvían a la costa.
“Corremos por arriba del banco, entramos en lo que es la corriente de retorno, donde estaban ellos, y bueno, nos aproximamos hasta tomar contacto con los dos. Nos dimos cuenta que estaban bastante...bastante mal, estaban nerviosos pidiendo por su vida”, contó.
Los bañistas no podían volver por sus propios medios a la orilla y se estaban ahogando. Según Fernández, estaban mal anímicamente y tuvieron que apoyarlos psicológicamente para evitar mayores complicaciones.
“Con la corriente de retorno terminamos en el canal del arroyo Maldonado, con una corriente mucho más potente que la de una corriente de retorno y bueno, al momento de empezar la extracción nos dimos cuenta que no avanzamos y no solo que no avanzamos, sino que íbamos más para atrás”, expresó.
Y agregó: “La salida del arroyo nos estaba pasando más para atrás de lo que es la desembocadura, ahí empezó la peripecia. Tratamos de calmarlos y a su vez mantenerlos a flote e intentar cortar esa corriente, apuntando como para la Posta del Cangrejo, poder llegar a salir de esa corriente y poder regresar de la costa”.
Para Fernández y su compañero, esos 10 minutos fueron una eternidad. El tercer efectivo quedó a la orden en la torre de control, supervisando desde afuera la maniobra y con todos los medios disponibles para pedir auxilio en caso necesario, además monitoreando la situación en la orilla porque había más persona en el agua.
En determinado momento, el tercer guardavida vio que sus compañeros no podían sacar a los nadadores y se tiró al agua. Previamente dio aviso a las torres de control contiguas informando sobre la situación.
Marcelo ingresó al agua con dos torpedos (elementos de flotación) que fueron de gran ayuda, uno para cada víctima. “Ahí entre los tres empezamos a cinchar, son dos piernas más. Y bueno, nosotros ya estábamos muy agotados, había sido el cuarto del día y ... la verdad que el físico ya no me daba y la mente tampoco”, recordó Fernández.
Un guardavida de la Posta del Cangrejo se arrojó al mar para ayudar a sus colegas y otro fue a la torre que había quedado vacía.
“A todo esto, pudimos cortar la corriente y salir de ella y llegar al banco. Intentamos pararnos arriba del banco cosa de poder salir caminando y el banco también tiraba más adentro y no nos dejaba".
Enseguida acotó: "Hubo que de nuevo volver a remolcarlos hacia un poco más abajo y bueno, todo esto nos insumió mucho físico, mucha mente y la verdad que exhaustos, a reloj fueron 20 minutos”, relató. Y añadió: “Los gurises que sacamos nos agradecieron, estaban que no podían ni hablar, salieron y quedaron un ratito en la orilla, por suerte bien, no aspiraron agua".
Indicó Fernández que "en el aspecto de salud, bastante bien, solo lo anímico los afectó. Nosotros obviamente cerramos la playa. Achicamos la zona de baño, cerramos la playa, tuvimos que hilar mucho más fino porque la verdad que... ya no había energías para hacer un quinto rescate y la verdad que fue un día bastante duro porque la playa estaba muy peligrosa, era una trampa”, concluyó el trabajador.
(Foto ilustrativa)