Este martes se realiza la 19ª Marcha del Silencio, organizada por madres y familiares de detenidos desaparecidos durante la dictadura. Las consignas de este año refieren a la posibilidad de encontrar los restos de los desaparecidos y al silencio de quienes saben donde están pero se niegan a informar a los familiares y a la Justicia, que lleva años de juicios sin definición, explicó a FM Gente la activista Alicia Martínez, de Crysol.
En Maldonado habrá una concentración a la hora 19, en la emblemática esquina de Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, para partir luego por Sarandí hacia la Plaza San Fernando. La actividad es convocada por el plenario Intersindical, la Coordinadora por Verdad y Justicia y el colectivo Crysol.
Este año madres y familiares de detenidos desaparecidos, que son quienes definen la consigna y encabezan la marcha, se plantearon dos consignas que apuntan a dónde están los desaparecidos de la dictadura y por qué la sociedad civil y militar guarda datos que serían relevantes para ubicarlos.
“Desde que apareció el maestro Julio Castro estamos convencidos de que siguen enterrados y que alguien tiene que ayudar a encontrarlos. Por otro lado, por qué el silencio hace referencia al silencio de civiles y militares que tienen datos y no los dan”, remarcó Alicia Martínez, este martes, en FM Gente.
También el “silencio” hace referencia “a la lentitud y trabas” a la investigación de los casos denunciados ante la Justicia por por torturas, desaparición y delitos de lesa humanidad. “En muchos de los casos no es por mala voluntad de jueces y fiscales sino porque nuestra legislación es compleja y la SCJ tiene una postura política de entorpecer la investigación”, lamentó Martínez.
A su juicio “la impunidad está tan instalada” y entre los juzgados, el Archivo General de la Nación y el Ministerio del Interior no hay fluidez suficiente para que los jueces tengan los expedientes de las víctimas y de los denunciados a mano. A esto se suma que el Ejército dice a la Justicia que no tiene direcciones de los denunciados.
“Es un tema de impunidad instalada, de una justicia que hay que reformular imperiosamente, porque el que hace la denuncia queda fuera durante todo el proceso de investigación. Además, está probado con la aparición de Julio Castro, que le metieron una bala en la cabeza: no quieren que salga a la luz que fueron asesinados ferozmente”, remarcó Martínez.
La activista convocó a vecinos y jóvenes a acercarse a las diferentes organizaciones de Derechos Humanos para conocer esta versión de la historia reciente uruguaya.