La conducción técnica de la educación, la política, y la sociedad de Uruguay, están confundiendo “la equidad con la desigualdad”, y se está conformando guetos, donde se ha convertido a la enseñanza pública en la responsable de atender a los sectores más pobres, dijo el director del Liceo Nº 4 de Maldonado, Angel Ramos, en una entrevista con FM Gente.
Comportándose como un verdadero provocador desde una reflexión muy profunda respecto a su postura sobre la enseñanza actual, del Uruguay, de la región, del mundo, Ramos aceptó el desafío del formato de entrevista, asumiendo los caminos que los entrevistadores le iban proponiendo, y hasta rebatiendo en algunos casos.
De esa reflexión, Ramos expuso convicciones muy removedoras, que ya expuso y defendió en entrevistas anteriores por FM Gente, como el duro cuestionamiento que formula al sistema actual de evaluación de la capacidad de los estudiantes.
También usó la ironía fina, la metáfora filosa, el giro semántico para decir mucho más de lo que dijo en el tiempo que estuvo ante los micrófonos. A continuación se sintetizan algunos tramos que se consideran periodísticamente más sobresalientes de la entrevista.
CONFUNDEN EQUIDAD CON IGUALDAD
Ramos afirmó que “se confunde la equidad con la igualdad, porque se habla de equidad, he visto que se ha cambiado el discurso en ocasiones, como que cuesta un poquito decir igualdad, pero cuando se hace la lectura (semántica) de lo que quieren decir con equidad, están hablando de igualdad”.
“La igualdad es tratar a todos de la misma manera; conclusión, no importa si a y b son distintos, entonces les damos lo mismo; tratar con equidad significa que le doy cosas distintas a los dos, de acuerdo a sus necesidades, para hacerlos iguales”, puso en su lugar.
Agregó que “no les doy lo mismo para hacerlos iguales, porque si tengo personas con diferencias, si les doy lo mismo van a seguir siendo diferentes”.
“Y la equidad no se da en nuestro país, nuestro país no es un país que busque la equidad, porque si realmente buscara la equidad, propendería justamente a eso, a reconocer las diferencias, y a hacer todo lo posible, desde todas sus estructuras, a atender esas diferencias”, advirtió con una profundidad de experto.
Afirmó que “indiscutiblemente la educación es el lugar donde se van a dar la mayor parte de esas diferencias”. “¿Cómo puede ser que todavía Uruguay sostenga modelos de evaluación iguales? Evalúan de la misma manera a un chico que no come todos los días, y que es violentado en su casa, con otro que duerme por suerte porque tiene una familia que lo cuida y lo ama, y lo lleva todos los días al liceo porque tiene miedo que le hagan algo”, reflexionó.
“Están evaluando igual, les ponen el mismo instrumento de evaluación. ¿Cómo puede pasar eso?”, se preguntó más molesto que sorprendido.
EL PROCESO DE UNIVERSALIZACIÓN DE LA ENSEÑANZA
Otro momento imperdible de la entrevista fue cuando explicó el proceso de universalización que se transitó en la enseñanza en Uruguay. “Antes, en la dictadura, entraban (a secundaria) el 30% de los que egresaban de primaria; en 1986 ingresó casi el 90% de los que salían de primaria; el país experimentó de golpe un crecimiento que cuadruplicó los ingresos anteriores”, dijo aludiendo al primer año después del retorno democrático.
“Lo que pasó fue que (el sistema educativo) colapsó, y todavía no se ha recuperado; es increíble, eso es lo que son las gestiones en término de educación del Uruguay, porque vamos a entendernos: ya han pasado 30 años”, expuso.
Insistió en que “todavía no nos hemos recuperado de aquel momento y seguimos con liceos que están deteriorados, instituciones destruidas, superpobladas; sí fue entendible en aquel momento cuando colapsó el sistema educativo, y no había profesores”.
“Por eso hubo listas de interinatos que eran eternas, había listas que tenían 200 personas porque no había profesores suficientes, y luego a esto se sumó el precariato en términos de quienes son los que eligen la formación docente”, avanzó.
Provocó con que “la formación docente la elige solo una persona vocacional, o aquel que teme levantarse a las cuatro o cinco de la mañana para ir a levantar paredes; hay gente que se enoja conmigo cuando digo que la educación tiene muchísimos changadores; claro que tiene muchísima gente changando; obviamente que hay mucha gente changando”.
“Qué le voy a pedir a esas personas; les puedo pedir determinadas cosas, (pero) yo no les puedo pedir que asuman la educación con amor”, volvió a pinchar.
NUESTROS GURISES LLEGAN TODOS HERIDOS
Ramos dijo que “no le puedo pedir que en vez de condenar a un gurí que no estudia, que no hace nada, en vez de decirle ‘a ese no le importa nada’, más vale trate de entender que ese gurí, como decía (Claudio) Naranjo, llegó herido; nuestros gurises llegan todos heridos”.
“Cuando este país se jacta de la homogeneidad, no se de cuantas bobadas más, una de las cosas que no toma en cuenta es que nuestras instituciones públicas educativas sí son homogéneas”, apuntó.
Y redondeó que “nosotros (la enseñanza pública) estamos atendiendo del quintil uno al quintil tres”. Los quintiles son unas medidas que se eligen en estadísticas económicas para dividir a la población en cinco porciones (quintiles; 20% cada uno) de acuerdo a sus ingresos. El uno es el más pobre, el cinco el de los más ricos.
“Nosotros venimos de una educación que aun proviniendo de los quintiles más bajos, nos encontrábamos en el liceo con gente que provenía del quintil cuatro o cinco, y eso también genera nichos de aprendizaje; hoy la gente que está en el quintil cuatro o el quintil cinco no está en la educación pública”.
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