El despido de una empleada desató un conflicto que este fin de semana derivó en la ocupación de la estación de Petrobras ubicada en las avenidas Roosevelt y Martiniano Chiossi. La Mesa Intersindical de Maldonado se solidarizó con los trabajadores, en su mayoría mujeres, que además denuncian acoso laboral y sexual. Sin embargo, hay quienes rechazan la medida y acampan para que las dejen ingresar a trabajar.
La Mesa Intersindical respaldó la medida adoptada por el comité de empresa de la estación Petrobras y repudió “los continuos ataques a las organizaciones de base que son sistemáticamente atacadas” tan pronto se crean. Este domingo hubo una concentración frente al negocio que, además, fue ocupado por los trabajadores, en su mayoría mujeres.
La delegada sindical Karina Olivera recordó que la estación abrió hace dos años y aseguró a FM Gente que, desde entonces, las empleadas sufren constantes malos tratos y hostigamiento laboral por parte de la patronal. Afirmó, incluso, que hay varios juicios en curso y que uno de ellos fue por acoso sexual a una funcionaria.
Olivera dijo que “la presión” es permanente, que siempre están en observación y que ni siquiera tienen derecho a descansar. Añadió que, debido al hostigamiento, hay una alta rotación de personal: el establecimiento ha tenido 90 empleadas desde que abrió hace dos años sin contar la cantidad de personas que han ido a capacitarse y resuelven no ingresar.
La delegada dijo que están exigiendo el reintegro de la trabajadora despedida y aseguró que la patronal rechazó la propuesta de DINATRA para que sea reintegrada y se contabilicen como una sanción los diez días que lleva sin trabajar.
Sin embargo, varias funcionarias rechazan la medida sindical y exigen ingresar a trabajar. “Puede ser que estén peleando por muchas cosas y no discutimos su punto de vista, pero nosotras queremos trabajar”, dijo una de las trabajadoras.
“Hubiésemos querido que se expresen de otra manera para que dejen ingresar los autos y nos permitan seguir trabajando, ganando el jornal y las propinas”, acotó otra empleada.
Si bien están de acuerdo con los reclamos afirman que quieren trabajar. “Acá hay otra cosa detrás, no es tanto por el puesto de trabajo. Están diciendo que hubo acoso sexual y otro tipo de cosas. Es raro que lo hayan vivido ellas solas, siendo que todas somos mujeres. Como mujer, el hombre va hasta donde yo lo dejo. Tampoco hubo acoso laboral”, indicó.
Aseguran que son siete las que ocupan y 23 que piden trabajar. “Algo no cierra, ¿no?”, terció otra. “Nos han pagado todo, no entendemos como expresan su conflicto cerrando una estación e impidiéndonos trabajar, sin haber sido informadas sobre la propuesta. Algunas ni siquiera sabíamos que había sindicato”.
“HAY MILES DE INJUSTICIAS”
A todo esto la trabajadora despedida, Judith Montouto, dijo a FM Gente que empezó a trabajar en febrero y que firmó un contrato por dos meses y medio, en período de prueba. Señaló que esperó a pasar ese período para comenzar a denunciar “miles de situaciones” que, a su juicio, atentan contra los derechos laborales.
“Los encargados sabían que yo era delegada y que estaba agremiada pero, cuando me llamaron a despedirme, me dijo que me echaban porque hablaba mucho y estaba en período de prueba”, comentó la trabajadora, que tenía experiencia sindical en otro rubro anterior.
“No pueden sufrir esos abusos verbales e incumplimientos. No nos ponen papel higiénico en el baño porque dicen que gastamos mucho, nos avisan de cambios de horarios y libres sin respetar el tiempo reglamentario entre turnos”, detalló.
Admitió que había sido sancionada por “contaminar” un auto, incluso cuando el cliente reconoció que la indujo a error. Y que ahora este hecho se suma a la causal de despido.
Montouto no tiene dudas de que es víctima de una persecución sindical porque intenta convencer a sus compañeras de que exijan el cumplimiento de sus derechos.
“Esto es por mi reintegro y por el trabajo de ellas, que se hagan tratar como personas dignas. Hubo compañeras embarazadas que trabajaron paradas todo el verano porque el encargado se negaba a poner sillas. Las compañeras que no han recibido maltrato son las que nunca se animaron a decir que no”, lamentó.
(foto archivo LR21)