Detenidos en Eslovenia con pasaportes rusos y argentinos y a disposición de la policía de este país del este europeo bajo la acusación de ser presuntos espías de Moscú, María Rosa Mayer Muños y su marido Ludwing Gisch son protagonistas de una saga cuyo comienzo y fin todavía siguen siendo un misterio. Algo se sabe: los dos vivieron en una torre de Belgrano y tuvieron dos hijos en el país.
La Cancillería solicitó a Eslovenia datos biométricos de los detenidos para corroborar si son verdaderamente "ciudadanos argentinos" que consiguieron los papeles legalmente. Según la información disponible, Gisch nació en Namibia y Mayer Muños figura como nacida en Grecia.
El paso de los dos por Buenos Aires aporta algunos detalles, pero no respuestas. Por empezar, los encargados del edificio en el que vivieron, en O'Higgins 2191, en Belgrano, contaron a Clarín que la mujer les dijo que los dos eran australianos.
A uno de los vecinos, con quien tenían mala relación, le transmitieron que no hablaban español. Sin embargo, a los porteros con los que habló este diario y también a los dueños del departamento que alquilaban la pareja les hablaba en castellano.
Aunque era notorio que el hombre y la mujer nacidos en 1984 según algunos de sus documentos no pasaban desapercibidos en el barrio sólo por el hecho de ser extranjeros, en la torre de la calle O' Higgins nadie notó algo que llamara la atención de esa pareja de rusos que alquilaba el 9° D. La pareja tenía dos hijos pequeños.
La torre tiene 25 pisos y entre todos los departamentos suman 146 unidades. El movimiento de la puerta de entrada es muy intenso. Hay otras familias rusas viviendo en el edificio, algunas no hablan español y forman parte de esa oleada de ciudadanos de la Federación que están llegando en el contexto de la guerra en Ucrania. Hernán, vecino del 12, vive en el mismo cuerpo del edificio en el que vivían María y Ludwing y se ríe con la noticia de que se los acusa de ser espías y de que fueron detenidos en Eslovenia. Dice que se los veía "bastante aburridos" y que lo que recuerda de ellos es que "comían algo de muy pero muy mal olor".
Otro vecino dijo a este diario que eran "muy correctos", que "el hombre" siempre salía a la mañana "como para trabajar, vestido de camisa, zapatos y pantalones muy formales". Que la mujer se quedaba en casa con los chicos, que "la nena era más grande que el varoncito" y que ante de la cuarentena la llevaban a la escuela no sabe a dónde.
La quiosquera de al lado le vendía golosinas al matrimonio para los hijos. Reconoció que la foto publicada hace unos días por el diario The Guardian era la de María y Ludwing. Pero dijo que no había interacción sobre las vidas privadas. Que no tenía información.
La pareja vivió en ese lugar desde antes de la cuarentena del coronavirus y poco tiempo después de que volvieran a abrir las fronteras se fueron. "En el medio salieron de viaje, pero no sé adónde. Volvieron y al tiempo se fueron y no volvieron más", señaló un vecino consultado en el mar de imprecisiones que todavía rodea a este historia.
Los motivos por los que llegan los rusos a la Argentina y son noticia en el mundo entero son variados, según el curso de una investigación en la justicia.
Algunos son disidentes del gobierno de Vladimir Putin, otros dicen sólo huir de la guerra. Entre ellos hay cantidad de mujeres embarazadas y se detectó una red ilegal para traer ciudadanos de ese país para que sólo obtuvieran un pasaporte argentino con el que viajar por el mundo en momentos en que ser ruso es un problema por las sanciones a rusa.
Todavía se investiga si los pasaportes argentinos que tenían al momento de ser detenidos en Liubliana eran verdaderos, si fueron comprados o falsificados.
(Fuentes Clarín-INFOBAE)