Andrea Clavijo, una de las damnificadas por la empresa Peniel Construcciones S.R.L., narró en FM GENTE la odisea que le tocó vivir a lo largo de este año cuando contrató la construcción de una vivienda por sistema de contenedores. El asunto terminó con una denuncia ante la justicia y tomar conocimiento de que había más familias afectadas por la maniobra del titular de la firma, su esposa y un capataz. Estas tres personas fueron condenadas el pasado 6 de noviembre por reiterados delitos de estafa.
El sueño de la vivienda propia que se transforma en pesadilla fue lo que Clavijo narró, convencida de que puede haber otras familias víctimas de la estafa y que a la fecha pueden no estar enteradas de que han entregado miles de dólares a un falso negocio.
Clavijo y su pareja comenzaron las tratativas con un representante de la empresa en diciembre de 2017. Tras varias propuestas, acordaron la construcción de una vivienda compuesta por cinco contenedores de 40 pies, con llave en mano. La construcción se realizaría en un terreno baldío propiedad de una familiar de Clavijo ubicado en Maldonado.
El precio total de la vivienda se pactó en 50.940 dólares y se abonó una seña de dos mil dólares el 7 de febrero.
En el mes de julio suscribieron un contrato en San Carlos, con el mismo representante de la empresa con el que habían comenzado las tratativas. En su calidad de socio administrador de la constructora, él fue quien suministró el contrato manifestando que se trataba de cláusulas y condiciones habituales en ese tipo de negocio y sólo intervino una escribana a efecto de certificar las firmas. Al momento de suscribir el contrato Clavijo abonó otros 23.470 dólares, que se sumaron a la seña ya entregada por lo que a esa fecha desembolsó un total de 25.470 dólares.
Según lo convenido, los contenedores que se transformarían en la casa de Clavijo llegarían a un terreno donde estaba emplazada la constructora, en San José de Carrasco, y allí se montaría la construcción que finalmente sería trasladada al terreno de Maldonado para implantar y ejecutar la obra.
Una semana después de la firma del contrato le fueron enviados a Clavijo una foto y un audio explicándole que la empresa ya tenía en su poder tres de sus contenedores y el 13 de julio llegó otra fotografía con la noticia de que habían arribado los dos contenedores que restaban.
El 6 de agosto, por mail, le fue notificado el comienzo de su obra con fecha de inicio 25 de julio. Clavijo explicó, y así lo denunció luego, que el objetivo de ese mail no era otro que el de notificarlos que debían pagar otros 15.470 dólares ya que de acuerdo al contrato firmado esa suma debía depositarse a los quince días de comenzada la obra.
De ese modo, esa suma fue depositada el 14 de agosto a una cuenta del BROU por lo que para esa fecha la familia totalizó la entrega de 40.940 dólares, "el total de nuestros ahorros" dijo Andrea.
El golpe de gracia llegó en setiembre cuando Clavijo fue con una arquitecta de su confianza hasta el supuesto emplazamiento de sus contenedores, para ver "los adelantos" de la obra de la que recibía fotos. Para su sorpresa, los contenedores no existían por lo que comenzó a reclamar y a su vez la arquitecta le informó que el contenedor relevado inicialmente tampoco estaba en el depósito de Peniel. "El engaño estaba a la vista" explicó la mujer.
Convencida en ese punto de que todo había sido un montaje y un engaño para obligarlos a pagar miles de dólares -no le contestaban llamados, no respondían mails, sus números fueron bloqueados por el socio de la firma con el que había tratado- terminó de convencerse de la estafa cuando en un informe del programa Santo y Seña se hizo referencia al "engaño de los contenedores" que mencionaba específicamente, en uno de sus tramos, a la empresa Peniel Construcciones con la que ella había firmado el negocio.
El resto de la historia fue el camino legal que emprendió la familia. Contactaron una abogada y expusieron su caso en la convicción de que habían sido objeto de una estratagema puesta en escena para engañar y obtener su dinero en una clara maniobra de tipo delictiva.
Así se radicó una denuncia ante la fiscalía de tercer turno de Maldonado y se dejó constancia de que Clavijo quería participar en el proceso, en calidad de víctima, de acuerdo al artículo 79.2 del nuevo CPP.
Esa instancia se cumplió el 6 de noviembre pero en Ciudad de la Costa, ya que luego de ingresar la denuncia en fiscalía de Maldonado se supo que había otros denunciantes, varios, en el departamento de Canelones y se unificaron las causas.
Ese día, Andrea y su abogada tomaron contacto con al menos una docena de personas que habían sido víctimas de la misma empresa.
La fiscal Matilde Mattos formalizó la investigación contra E.S.R.P. (el socio con el que había tratado Clavijo), su esposa C.E.I.S. y W.M.E.H., un capataz-encargado de la empresa.
La defensa de los acusados y la fiscalía acordaron un proceso abreviado por el que el matrimonio y su empleado se hicieron cargo de las 17 denuncias en las que se detallaban maniobras idénticas a la denunciada por Clavijo.
Las 17 denuncias de estafa establecieron el monto total del perjuicio en casi medio millón de dólares (421.859US$) y 35.000 pesos uruguayos.
Los tres fueron condenados por reiterados delitos de estafa pero con distinto grado de pena: a E.S.R.P. se le fijaron dos años y seis meses de penitenciaría, para su esposa C.E.I.S. se ordenaron dos años a cumplirse la mitad en prisión efectiva y la otra mitad en régimen de libertad vigilada, y para W.M.E.H. doce meses de prisión a cumplir todos en régimen de libertad vigilada.
ALERTA
Sin embargo, y pese a la condena de los tres implicados, Andrea Clavijo brindó otro dato en la entrevista con FM GENTE.
En efecto, explicó que actualmente una empresa con otro nombre ofrece servicios similares de construcción por sistema de contenedores y que, según pudo averiguar tras acceder a un contrato de esa firma, el número de la cuenta bancaria en la que los compradores deben hacer sus depósitos coincide con el que ella y su familia hicieron los pagos a Peniel.
Clavijo no sólo está convencida de que hay otros damnificados en la maniobra que ella y otras 16 familias denunciaron sino que a futuro van a generarse otras víctimas si se comprueba de que esta nueva empresa está relacionada con Peniel o alguno de los tres condenados por la justicia.
Actualmente, sin ahorros y sin vivienda, Clavijo y su familia evalúan recorrer, sin mayores expectativas, el camino de la justicia civil para tratar de recuperar al menos parte del dinero invertido. El sueño de tener su casa no hay camino que se lo devuelva.