(Lina Sinjab, Corresponsal de la BBC en Medio Oriente). Hace 11 años, dejé Damasco sin saber si alguna vez volvería. En ese entonces, la ciudad estaba en medio de la guerra. Yo cubría para la BBC la violencia surgida tras la brutal represión del entonces presidente Bashar al-Assad a las protestas prodemocracia que habían comenzado en 2011. Fui arrestada varias veces. El régimen me amenazó y, en 2013, tuve que irme.
En la última década, he vivido y reportado una montaña rusa de esperanza y desesperación, viendo desde el extranjero cómo mi país se desmoronaba. Muerte, destrucción, detenciones. Millones huyendo y convirtiéndose en refugiados.
Cuando en aquel entonces la gente salió a las calles para pedir la caída de Al Assad, nunca imaginé que realmente sucedería. Pero este domingo, en un abrir y cerrar de ojos, todo cambió. Ese día crucé la frontera hacia Siria y, mientras salía en vivo para la BBC desde Damasco, pude trabajar sin temer por mi seguridad.
Mi apartamento en el centro de la ciudad fue destruido por las autoridades en 2013, después de que me catalogaran de traidora y me prohibiera vivir allí.
Ahora pude recuperar la propiedad. Tomará tiempo reconstruirla, pero eso es lo que haré. Y quizás, cuando esté lista, Siria también estará lista para que todos podamos volver.