Este miércoles 1º de marzo, el gobierno nacional está cumpliendo tres años de gestión, el 60% de su mandato. En este momento su gestión tiene un 43% de aprobación y 29% de desaprobación, manteniéndose una muy fuerte segregación evaluativa por electorados. El trabajo corresponde a la consultora Opción que presentó en las últimas horas esta evaluación-
El Monitor de Opinión Pública de la consultora revela que en este contexto de medio término, sigue prevaleciendo la aprobación (43%) sobre la desaprobación (29%), configurándose una brecha positiva de +14 y existiendo un segmento intermedio (cuyo peso es del 27%) que cataloga la gestión como “ni buena ni mala”.
Frente a los dos trimestres anteriores, los resultados pautan una situación de estabilidad, con variaciones comprendidas dentro del margen de error. Al mismo tiempo, los actuales niveles de aprobación están dentro de los pisos del actual ciclo de gobierno, lejos del período de luna de miel de inicios de gestión y también 8 puntos por debajo de la aprobación gozada en febrero de 2022, es decir, cuando el gobierno cumpliera su segundo año. Tratándose de una situación de mitad de período, los datos arrojan un saldo predominantemente favorable, fundamentalmente si se toma en cuenta que los pisos de aprobación suelen encontrarse a esta altura del ciclo y si se comparan los actuales registros con aquellos pertenecientes a otras gestiones presidenciales en el país luego de la recuperación democrática, indica el estudio.
La mirada sobre la labor del gobierno sigue fuertemente segmentada por electorados, también registrando pocas variaciones en relación a los últimos trimestres. Al interior de los electores que sufragaron en octubre de 2019 por partidos de la actual coalición de gobierno, la evaluación es predominantemente positiva, con casi 3 de cada 4 electores que la cataloga como “muy buena “o “buena” y un minoritario 6% que la desaprueba.
Lo inverso sucede al interior de los votantes frenteamplistas, donde 6 de cada 10 considera la gestión como “mala o muy mala” y solo 1 de cada 10 la respalda. En ambos electorados, oficialistas y opositores, hay también un segmento relevante que realiza una evaluación neutra o intermedia; este segmento representa entre los coalicionistas un 21% y entre los frenteamplistas un 30%.
Al analizar las fortalezas y debilidades de imagen del gobierno, queda en evidencia el impacto del caso Astesiano en la opinión pública durante los últimos meses.
Si bien en términos agregados se registran escasos cambios frente a los últimos trimestres, sí aparecen algunas modificaciones sustanciales en las fortalezas y debilidades de imagen de gestión. Estos cambios se visualizan al analizar dos preguntas que indagan qué es lo que más ha gustado y qué es lo que menos ha gustado de la gestión gubernamental durante el último año.
Para comenzar, al analizar los aspectos positivos de gestión más destacados por la ciudadanía, se comprueba una relativa dispersión en las opiniones: no hay un hecho o dimensión particular que aglutine una clara mayoría de respuestas, tal como sucediera durante la época de gestión pandémica.
Entre los aspectos más destacados pueden mencionarse la conformidad con la gestión económica (sea en general o en dimensiones como la política laboral o salarial), la percepción de transparencia en la gestión, las políticas y apoyos sociales, la reforma educativa, la realización de obras públicas y las mejoras en seguridad. Por tanto, en cuanto a las fortalezas de imagen del gobierno, se concluye que ha transitado desde un escenario donde la gestión de la pandemia sobresalía con gran claridad a otro donde hay una multiplicidad de dimensiones valoradas, ninguna de ellas consolidada por sobre las demás. También debe destacarse que aparece un núcleo duro y relevante (31%) que no destaca ningún aspecto positivo de gestión en el último año.
Este porcentaje es muy similar al de quienes catalogan la gestión como “mala” o “muy mala”, por lo que se concluye que hay un segmento firme de detractores del gobierno, en el entorno del 30% y mayormente compuesto por electores frenteamplistas.
En lo que respecta a la pregunta sobre los aspectos que menos han gustado de la gestión de gobierno durante el último año, hay una concentración mucho mayor de las respuestas, con dos dimensiones que destacan particularmente.
Por un lado, la corrupción y el caso Astesiano en particular, concentran la mayor cantidad de respuestas sobre aspectos negativos de gestión durante el último año, llegando al 24%. Por tanto, nuestra medición de febrero exhibe la consolidación de una debilidad de imagen de gestión (que aparece incipientemente a partir del segundo semestre de 2022), probablemente reflejando el alto impacto mediático del caso Astesiano y, complementariamente, otros problemas de similar naturaleza y probablemente asociados como hechos de corrupción por parte de la ciudadanía (como ser el caso Marset).
Este cambio en la opinión pública es congruente con otro fenómeno producido en el último semestre: un crecimiento relevante del porcentaje poblacional que considera a la corrupción como uno de los principales problemas del país.
Para otro segmento relevante de la ciudadanía (19%), las políticas económicas son la principal debilidad de gestión del gobierno durante el último año, relevándose particularmente algunas críticas a la gestión en dos dimensiones: precios e ingresos (salarios o jubilaciones). Es decir, las críticas al gobierno por motivos económicos siguen siendo un componente central de las debilidades de imagen.
Otros aspectos negativos de imagen de gestión que cuentan con un porcentaje relevante de menciones son la gestión en seguridad, la discrepancia con las dos reformas impulsadas por el gobierno (educación y seguridad social) y las políticas sociales. De todas formas, es claro que en la mirada crítica de la gestión, sobresalen los hechos de corrupción de público conocimiento y la disconformidad con aspectos vinculados a la gestión económica.
En suma, el gobierno cumple su tercer año y comienza su penúltimo año de gestión relativamente bien posicionado, con saldo positivo de imagen, amplio respaldo dentro de su electorado y un conjunto diverso de fortalezas de imagen. Sin embargo, queda en evidencia la consolidación de un núcleo muy duro y significativo de detractores y se comprueba la aparición de un nuevo frente de imagen negativa en un conjunto relevante de ciudadanos, como consecuencia de diversos hechos de corrupción en el que quedaron envueltos, sea en forma directa o indirecta, diversas figuras de gobierno.
(Fuente: Opción Consultores)