El detonante fue un comunicado donde el sector de Francisco Sanabria y Eduardo Elinger (ProBa) divulgó los resultados de las elecciones juveniles y atribuyó el liderazgo de la poco votada lista 1389 a Martín Marzano, quien integró la lista “100 cien” a la Junta Departamental para sumar votos en las elecciones departamentales.
Teresita Marzano salió al cruce con una carta abierta en la que negó la participación de su hermano en la Lista 1389 y aprovechó para pasar factura al joven Sanabria, por incumplir un presunto pacto de renunciar a su puesto en la lista 100 cien para habilitar la asunción de Martín como edil en la Junta Departamental.
Teresita dijo, además, que esperan el pronunciamiento de la Comisión de Ética del Partido Colorado y anunció que también hablará de la presunta traición con el líder de ProBa, José Amorín Battle.
Contrariamente a lo que podría esperarse, la respuesta a la indignada hermana de Marzano no surgió de Elinger ni del joven Francisco, sino de Wilson Sanabria. El ex senador colorado explotó, se cansó de “las difamaciones e injurias” de Marzano, quien además de correligionario es vecino del barrio.
Así que redactó otra carta abierta en la que literalmente lo incineró. Entre otros puntos, Wilson Sanabria remarcó que él lo apoyó “espiritualmente” en su camino político y que a partir de entonces comenzaron las difamaciones de Marzano sobre su accionar político “todas hechas detrás del biombo. Nunca de frente”.
Agregó que, desde el Senado de la República, también “apuntaló, defendió y votó” la venia para que Marzano ocupara la presidencia del INAU. En este punto Sanabria reveló asuntos personales del ex jerarca, actual director del Instituto Francisco de Asís de Maldonado, al señalar que le prestó el dinero para evitar un embargo y le costeó el alquiler de un vehículo para que pudiera viajar a trabajar entre Maldonado y San Carlos.
En otro pasaje de la misiva, aclara que jamás existió acuerdo para que Marzano pudiera asumir en la Junta Departamental y lo invitó a debatir cuestiones éticas y morales, recordándole que nunca le pagó la deuda que contrajo. “¡Págueme señor Marzano!”, concluye la carta.
(Acceda al texto completo de ambas cartas en el Link Documentos)