La frase despertó al rematador Pablo Valdez y su esposa Matilde Vera, que no movieron un pelo cuando notaron las armas calzadas en su cien. Dos delincuentes encapuchados y con linternas en la cabeza, les hicieron vivir esta madrugada una de las experiencias más impactantes de sus vidas. Repuesta del susto, Vera habló con FM Gente de lo ocurrido y consideró que fueron víctimas de delincuentes "bien preparados".
Con una sorprendente calma y estabilidad para alguien que se despertó esta madrugada con un arma en la cabeza y dos hombres encapuchados sobre su cama, Matilde Vera narró este jueves a FM Gente cómo ocurrió el primero de los dos copamientos de la jornada en Punta del Este.
Tras unos primeros minutos de violencia, los delincuentes se dejaron tranquilizar por los dueños de casa y al ver que nadie intentaría escapar o llamar a la policía, los maniataron y salieron a recorrer los restantes dormitorios en busca de dinero y joyas.
En una de las habitaciones dormía una señora con su bebé, en otra una amiga de los jefes de familia, y en la tercera dos niños que afortunadamente jamás se enteraron de la presencia de los delincuentes.
Ninguno de los moradores los escuchó ingresar y tampoco pudieron determinar cuándo se fueron, señaló Vera. La familia, oriunda de Tacuarembó, había llegado por primera vez a Punta del Este y alquilaban una casa en San Rafael que, desde el principio, les parecía "poco segura".