Al caer la tarde de este viernes una mujer se presentó, llorando, en la comisaría 13 de José Ignacio, y pidió ayuda a los policías que estaban de guardia. Denunció que ella y su hermana, empleadas de servicio doméstico en la residencia de una argentina, son explotadas, se les retiene parte del sueldo y sometidas a maltrato psicológico. El caso está en trámite y se contactó al Consulado en Maldonado; además una vecina las conectó con un abogado local.
Las mujeres tienen 60 y 65 años, una de ellas nació en Bolivia y la otra en Argentina y desde hace años residían en Buenos Aires.
Ambas trabajaban como mucamas y en febrero del año pasado la empleadora de una de ellas le comunicó su decisión de radicarse en su casa de José Ignacio de forma permanente. Le ofreció viajar a Uruguay con ella, y emplear también a la otra hermana con un salario de 1.000 dólares para cada una.
Las mujeres aceptaron, viajaron y se instalaron en el balneario con la dueña de casa que, según pudo saber FM Gente, es habitué de la zona desde hace mucho tiempo.
Los problemas, explicaron las mujeres en la comisaría, comenzaron a poco de llegar: jornadas laborales de 16 horas, pero, fundamentalmente, inconvenientes para cobrar los salarios.
Una de las hermanas explicó que el primer sueldo lo logró cobrar recién en mayo y a la otra le pagaron sólo la mitad de lo convenido; además tampoco era fácil hacerse del efectivo porque se hacía a través de dos bancos.
Cuando le reclamaron a la empleadora por la mitad faltante del sueldo de una de las hermanas, la mujer dijo que se iba a encargar de guardarle cada mes ese dinero, como forma de ahorro.
De esta forma siguieron hasta la tarde de este viernes cuando una de ellas se presentó de forma que sorprendió a los efectivos que estaban en la seccional: la mujer lloraba, estaba asustada y comenzó a narrar la historia con miedo. Luego se sumó la otra hermana en iguales condiciones.
Fue necesario que los policías calmaran a las mujeres, les dieran agua y les aseguraran que estaban seguras para que pudieran explicar la situación.
Más tarde un móvil policial las acompañó hasta la residencia en la que trabajaban para que pudieran retirar sus efectos personales y la empleadora les entregó algo de dinero, sin dejar de comentar en un momento que “mil dólares era mucho sueldo”.
El Jefe de Policía de Maldonado, Julio Pioli, fue puesto en conocimiento del caso y pidió detalles de la denuncia al tiempo que se contactó al Consulado Argentino en este departamento para informar la situación y solicitar apoyo para las trabajadoras.
Asimismo, el consulado se dispuso a buscar un alojamiento para las hermanas y puso en marcha la asistencia prevista para estos casos.
Por otra parte, una vecina de José Ignacio que tomó conocimiento del tema habría contactado a las mujeres con un abogado local para que les brindara asistencia legal.
Si bien ambas explicaron que su empleadora les había dicho en estos días que les había sacado pasaje para regresar a Buenos Aires el próximo lunes, ante el reclamo de las mujeres por dejar de trabajar para ella y volver a Argentina, la policía no había podido, hasta la noche del viernes, localizar los billetes.
Pese a toda esta situación, las hermanas puntualizaron que nunca fueron maltratadas físicamente, nunca tuvieron problemas con el alimento, pero sí ratificaron las malas condiciones laborales y psicológicas.