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Ese día la mujer imaginó que todo sería como cualquier otro día.
De pronto una carta irrumpió en la escena rutinaria de la vida de aquella mujer de Maldonado.
El nombre del remitente era desconocido.
La mirada surcó cada uno de los párrafos de aquella redacción amenazante, violenta y misteriosamente indecorosa.
Algunos datos llamaron la atención de la mujer que seguía con atención la lectura de una extorsión.
El silencio tenía valor.
En la carta, se pedía cuatro mil dólares, a cambio de no dar a conocer detalles de un supuesto romance, que la victima tendría por fuera de su vida de pareja.
Un extraño detalle se dejaba ver entre líneas.
El nexo obligatorio de la transacción debía ser la mejor amiga de la victima.
¿Quién era el autor de aquella carta?...
¿Como había obtenido aquellos primeros datos?...
La policía contestó las interrogantes.
El encuentro se había pactado, había día y lugar de la entrega del dinero para el pago de la extorsión.
También había día y lugar para conocer al autor de la nota.
Las indagatorias fueron rápidas y eficientes.
Apremiada por la situación económica, necesitada de aquel dinero, escribió la nota.
La mejor amiga, era la autora de la carta.
La justicia la envió a prisión el fin de semana, donde seguramente reflexionará sobre el valor de la amistad.
F.S