Lolo tiene 19 meses y padece una malformación de base d cráneo y vertebras c1 y c2 que comprime su médula espinal. Candelaria, su mamá, dialogó con FM GENTE y contó que nació sin ningún inconveniente, las complicaciones comenzaron posteriormente. Están esperando por una oportunidad en el Hospital Garrahan de Buenos Aires.
“El parto y el nacimiento fue sin ningún inconveniente. A los 15 días de nacido tuvo una fiebre alta y como en ese momento estaba todo el tema del covid pensaron que era eso”, contó.
“Luego le empezaron a hacer toda una pesquisa vertebral y le sacaron como una muestra, salió todo bien”, continuó.
“Empezaron a hacerle muchos estudios que dieron como que tenía una infección en la sangre. Nunca supieron de dónde provenía. Estuvo 20 días internado y le dieron el alta. A partir de ahí empezó con dolor en las piernas, no movía un brazito, pero los estudios daban todo bien”, manifestó.
Candelaria explicó que Lolo crecía “pero no tenía fuerza, no sostenía la cabeza, le hicieron resonancia en la espalda porque no se animaban a hacerle en la cabeza ya que era muy pequeño y ahí no se vio la deformación que tenía”.
Cuando Lorenzo cumplió un año y tres meses finalmente le hicieron una resonancia lo que arrojó la malformación vertebral, la cual desconocen hasta el momento si es congénita.
La malformación, al apretar la médula espinal, encargada de transmitir impulsos nerviosos a los treinta y un pares de nervios raquídeos, comunicando el encéfalo con el cuerpo, le impide realizar todos los movimientos corporales.
HALO CRANEAL
El mismo es un dispositivo que se fija a la cabeza del paciente con cuatro clavijas, dos a cada lado de la cabeza. El halo también está unido a un aparato ortopédico -llamado halo chaleco- que se coloca alrededor del torso de la persona para inmovilizar el cuello.
“Los médicos nos plantearon colocarle un halo craneal. Eso no es frecuente, no lo habían colocado en niños aún”, manifestó.
“Se lo colocaron el 26 de junio y empezó a desviarle los ojos. Al otro día se lo tuvieron que sacar de urgencia porque al parecer la presión que hizo los tornillitos que iban apretados al cráneo hicieron presión en los nervios oculares”, manifestó.
Candelaria fue quien descubrió que los ojos de su hijo se habían desviado, aunque los médicos le decían que era una situación normal ya que tenía fierros sobre su cabeza y por esa razón sus ojos se dirigían hacia ellos.
Finalmente, ante la insistencia de su madre, se dieron cuenta que el halo le estaba produciendo una desviación ocular e inmediatamente ordenaron sacarle el dispositivo.
Candelaria manifestó que ahora está enfocada en mejorar la calidad de vida de su hijo y no puede enfocarse en el problema nuevo que se generó y que puede ser producto de una mala praxis: “nos dijeron que dentro de seis semanas el nervio se desinflama y el ojo puede volver al lugar, pero no creo que suceda. Después le iban a hacer unos ejercicios con el ojo izquierdo que consisten en taparle el ojo derecho, que sí volvió al lugar, y enfocarse en ese”.
UNA NUEVA ESPERANZA
Hay una oportunidad de mejorar la calidad de vida de Lorenzo en el Hospital Garrahan, centro pediátrico de alta complejidad en Argentina.
Existe la posibilidad de que evalúen su caso y puedan operarlo así que están esperando a que le indiquen la fecha en la que podrán viajar.
Calendaria se está preparando para esto y necesita la colaboración de todos para poder costear la estadía que seguramente será extensa.
Para colaborar: Banco Brou 001500066-00002
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Foto: Cortesía de Candelaria