Otro brutal asesinato conmovió al balneario de Piriápolis. Un anciano de 100 años fue degollado fríamente por un hombre de 33 que lo culpaba de todas sus desdichas: “sentí alivio y satisfacción”, confesó.
El asesino había sido cobijado años atrás por la mujer que cuidaba del anciano en su casa, y luego se ennovió con la hija de ésta que ahora lo había dejado. Vivieron en la misma casa pero hace algún tiempo el homicida había sido obligado a irse incluso con intervención de la policía.
El eficaz accionar de la seccional 11ª del balneario aclaró el caso en solamente 6 horas y el asesino fue procesado esta tarde.
Piriápolis nuevamente impactado por otro asesinato que parecería más bien el guión de una película de terror. Un hombre de 33 años, JLN de 33 años (domiciliado en la ciudad de Pan de Azúcar), degolló a un anciano de 100 años, porque lo hizo culpable de todas sus desdichas.
La víctima, José Miguel Sánchez, un hombre muy querido y al que su familia le festejó el centenario el año pasado con bombos y platillos, vivía cómodamente en una casa ubicada en las calles Buenos Aires y Solezzi, en el balneario de Piriápolis, propiedad de la mujer que lo cuidaba; era muy prolijo, sano y vigoroso a pesar de su edad.
Desde hace mucho tiempo, sus hijos le habían contratado a una mujer, ET de unos 50 años, para que cuidara de él en su propia finca, donde también residió una hija de esta, MT de 22 años.
El asesino en tanto, tuvo vínculos muy cercanos con la mujer que cuidaba a Sánchez, al extremo de que mucho tiempo vivió en la misma casa de Piriápolis; luego entabló relaciones amorosas con la hija de la mujer y el vínculo de convivencia se hizo mucho más estrecho. Sánchez y su victimario tuvieron siempre una buena relación.
DESPECHO Y VENGANZA
Sin embargo, JLN, considerado un hombre “raro” y por momentos poseedor de algunos desbordes de violencia, hace algún tiempo fue dejado por la joven MT e invitado a abandonar la casa donde residía Sánchez; la situación fue tan complicada que hasta tuvo que intervenir la policía para que el sujeto se fuera de la casa.
Desde allí, JLN comenzó a culpar de todos sus males y desdichas a José Miguel Sánchez: se sumaron el despecho de la hija de la mujer que cuidaba al anciano; sintió que la madre de la joven que tanto lo había ayudado, lo había dejado en la calle, sin techo y sin comida; afloraron los celos. Cuando supo que la joven MT tenía otro novio de Montevideo, literalmente perdió la cabeza y juró venganza.
Fue así que comenzó a vigilar la casa de las calles Buenos Aires y Solezzi para llevar adelante el macabro plan para eliminar al anciano de 100 años, apenas se dieran las condiciones.
El sábado a mediodía, un hijo de Sánchez que vive en Montevideo y que se encontraba por estos días en Punta del Este, fue a visitar al anciano junto a un sobrino que había llegado de Buenos Aires. Sánchez estaba almorzando, solo, ya que la mujer que lo cuidaba está aprovechando la temporada para trabajar en Punta del Este, y su hija, había viajado a la península a verla. Se fueron, pero cuando ambos regresaron sobre la hora 15.30, Sánchez estaba sobre la misma mesa que había almorzado pero en medio de un impresionante charco de sangre, sin vida. La casa no estaba revuelta, no habían robado ni dinero ni efectos de valor.
JLN había encontrado el momento justo para saciar su sed de venganza: aprovechó que el hombre estaba solo, ingresó a la casa portando un cuchillo y tras reprocharle algunas cosas, con la más absoluta frialdad, le dio dos besos en la boca y lo degolló al punto que casi lo decapitó. De allí salió cuchillo en mano y no retornó a Pan de Azúcar ni a los lugares que frecuentaba.
Horas más tarde, con muchos testimonios en su poder, la policía de Piriápolis lo ubicó en la casa de un familiar en Maldonado, vistiendo la misma ropa con la que había ultimado al anciano. Cuando era llevado detenido hacia Piriápolis, JLN comenzó a confesarle a los policías lo que había hecho, porque lo había hecho y sin mostrar ningún signo de arrepentimiento. Al mismo tiempo, fueron conducidas para ser indagadas, la dueña de la casa y su hija MT quienes aportaron valiosa información sobre las características del hombre que tan cerca habían tenido y que se había transformado en un monstruo.
Las pericias realizadas por un equipo de la Dirección Nacional de Policía Técnica que viajó rápidamente a Piriápolis fueron contundentes: las pruebas con luminol, revelaron que las ropas de JLN tenían restos de sangre por todas partes.
Hoy a la mañana, el confeso asesino fue conducido ante el despacho del titular del juzgado penal de 4º turno, doctor Gabriel Ohanian, donde estuvo declarando por varias horas hasta ser procesado con prisión por un delito de homicidio intencional. Contó todo con lujo de detalles y hasta reconoció haber sentido alivio y satisfacción al ver morir a Sánchez, a quien antes de ultimar, le dio dos besos en la boca. Actuó con alevosía y no había consumido ni alcohol ni drogas para cometer el crimen
Hoy mismo se iba a realizar la reconstrucción del horrendo crimen, pero por la situación climática reinante, la instancia fue postergada para otra ocasión.
Redactado: R.A.