El edil nacionalista Alexandre Infante dijo en la Junta Departamental que los grupos feministas que han protagonizado actos vandálicos contra templos de la iglesia católica pertenecen a la izquierda y tienen su origen en el comunismo. También señaló que cuentan con “la complicidad” del Estado para imponer su concepto sobre la ideología de género.
En el comienzo de su exposición, Infante condenó los hechos vandálicos cometidos contra la Iglesia del Cordón, en ocasión de la marcha feminista del 8 de marzo pasado, y el registrado recientemente contra la iglesia de la zona de Arroyo Seco.
Pero expresó que no quería quedarse “con la simple condena a estos grupos radicales, pseudofeministas, sí terroristas, que para nada representan las legítimas reivindicaciones de la infinita mayoría de las mujeres homosexuales y transexuales que conviven, por suerte, en igualdad de derechos en nuestra sociedad”.
¿HAY ALGO MÁS?
“La primera pregunta que nos hacemos es si hay algo más detrás de estas minorías feministas y radicales, ya que su accionar es sistemático e idéntico en cuanta marcha se realice en cualquier parte del mundo. La primera conclusión, salta a la vista ‒además nos confunde un poco‒: estos grupos pertenecen a la izquierda y son de origen comunista. Esto no es ningún descubrimiento, lo dijo la propia senadora Constanza Moreira, cuando expresó: ‘Si sos feminista y no sos de izquierda, no tenés estrategia y si sos de izquierda y no sos feminista, no tenés profundidad’", destacó.
El edil sostuvo que, “a primera vista resulta inentendible que quienes reclaman por las reivindicaciones de la mujer, de los homosexuales y de los transexuales respondan a una doctrina comunista que, justamente, no les dio lugar alguno en la sociedad mientras gobernaron la mitad del mundo hasta hace veinticinco años. Que alguien de acá se anime a nombrarme a alguna mujer destacada en el bloque soviético, en el bloque chino o en la dictadura de Fidel Castro. Es más, a los homosexuales se los mandaba al campo de concentración y en el gran bloque chino comunista a los homosexuales, hasta el año 1997, se los castraba. Hasta el año 1997, no hace quinientos años; hasta el año 1997”.
También apuntó que “las protestas, los insultos, los escraches, los atentados de estos grupos, de estos pequeños grupos radicales de izquierda, se realizan en el mundo capitalista y neoliberal contra las instituciones más representativas de este sistema, sobre todo contra la Iglesia Católica, y no se manifiestan, por ejemplo, frente a una mezquita o frente a la Embajada de Irán, donde sí las mujeres y los homosexuales son tratados y reprimidos como seres inferiores. No, porque en el fondo no les interesa, no es el fin de su causa defender los derechos de las mujeres y de los homosexuales, sino que les interesa destruir la unidad familiar con el objetivo de crear lo que llaman el nuevo orden mundial”.
Destacó, asimismo, que “la revolución cultural iniciada a través de estos grupos radicales terroristas está instalada en nuestro país y que tiene como objetivo la destrucción de los valores de nuestras tradiciones familiares”.
“COMPLICIDAD DEL ESTADO"
“Pero más preocupante aún es que cuentan con la complicidad del Estado para imponer, no frente a la ley sino a través de la ley, este concepto de ideología de género. Y poco a poco se está instalando en nuestro país aquella que llaman la dictadura perfecta, que es aquella que no vemos, cuando el Estado comienza a juzgarnos por nuestras palabras o por nuestros pensamientos y corremos el riesgo de ser procesados penalmente por querer hacer uso de nuestras libertades”, agregó.
Dijo que “esta preocupación la tienen algunos políticos de la vieja izquierda, que se asombran con esto y saben qué es y no lo admiten, y no lo permiten, por ejemplo, la señora Lucía Topolansky, que declara: ‘Mi temor es que se inicie una guerra de géneros’. Y no lo dije yo, lo dijo la señora Lucía Topolansky”.
“VIENEN POR MÁS”
Enfatizó que “con esta complicidad del Estado vienen por más. Está a estudio en este momento en el Parlamento un proyecto de ley para el mal llamado cambio de sexo de adolescentes, por el cual, si un adolescente quiere transformarse en un transexual, el Estado lo ayuda, lo subsidia y lo paga con nuestros impuestos, y no importa si la familia está de acuerdo o no; no importa si la familia está de acuerdo o no. Y ahí no van a parar, nos van a pedir que por ley se nos exija llamar a nuestros hijos personas y no niño o niña, o nena o varón. Lamentablemente hemos dejado avanzar demasiado este virus de la ideología de género; la pérdida de valores, la fermentación social y la creciente ola de inseguridad que padecemos día a día los uruguayos están directamente relacionadas con este accionar en el conflicto social ideado por la izquierda internacional.
“Por último, existe un punto de equilibrio para la normal convivencia en sociedad y estamos peligrosa y silenciosamente dejándolo pasar. Igualdad, respeto, tolerancia: sí; imposiciones, privilegios, igualitarismos, totalitarismos, avalados por el Estado en beneficio de una ínfima minoría radical: no, A los partidos políticos, a las organizaciones sociales y, sobre todo, a las familias uruguayas: es tiempo de reaccionar”, afirmó.