La inflación en 8,3% y el déficit fiscal sobre 3,5% del producto interno bruto, algo menos de 2.000 millones de dólares, son las dos preocupaciones económicas de Uruguay, indicó la miembro del departamento Legal y Tributario de PriceWaterhouseCooper, Mercedes Comas, en un análisis para FM GENTE.
“Los indicadores no tan favorables continuaron siendo la inflación que, si bien se redujo a lo largo del año, cerró en 8,3%, prácticamente el mismo registro de 2013, y también el déficit fiscal, que volvió a incrementarse y cerraría próximo al 3,5% del PBI”, dijo Comas.
Comentó que ese nivel “representaría el déficit más importante que tiene el país desde el año 2002”, cuando fue azotado por una crisis económico financiera que retrajo la actividad económica haciéndole perder lo ganado en la década de los ‘90.
EL GASTO SUPERA A LOS INGRESOS
Lo que Comas no se detuvo a explicar es que el déficit fiscal refiere a la cuenta que muestra la eficiencia de la gestión de un gobierno en base al dinero del que dispone para desarrollar políticas públicas.
Un déficit fiscal del 3,5% del PIB o superior, indica que el gobierno gastó casi 2.000 millones de dólares más que lo que recaudó por todo concepto, impuestos, tasas, cánones, derechos. Ese gasto es sustentado por el sector privado que debe pagar los costos de vivir o producir en un país a través de esos aportes.
Comas no sólo no se detuvo a explicar esto, sino que avanzó afirmando que “respecto a las preocupaciones, algo que fue destacable el año pasado fue el importante deterioro del contexto externo que enfrentó Uruguay, sobre todo, desde mediados del año”.
“Principalmente pensemos lo que pasó después de los fondos buitres en Argentina, lo que ha pasado en Brasil, y bueno, la baja de varios precios de rubros relevantes para nuestras exportaciones, como la soja, los lácteos que se fueron a la mitad de precio”, insistió colocando la preocupación en lo externo y no en el manejo interno de la economía.
LA BUENA NOTICIA
Comas continuó señalando la buena noticia: “En la actualidad podemos decir que el escenario de caída de precios se detuvo para la mayoría de los principales productos, estamos observando cierta recuperación en algunos, por ejemplo, en el precio de la soja”.
“Y por el momento tenemos una afectación muy baja en el área sembrada que se temía que podía ser más, se está previendo que pueda caer entre un 5% y un 10% el área sembrada de soja, el principal cultivo; así que en esta parte estamos menos preocupados que lo que estábamos hace algunos meses”, informó.
Insistió en que “lo que nos sigue preocupando y quizá más, es la situación de la región”. “Sí, la situación en Brasil continúa deteriorándose, se espera un 2015 complicado, y esto ha sido reconocido por las autoridades electas, y con un equipo económico que se plantea realizar ajustes en materia fiscal”, consolidó.
“Más allá de que esto pueda ser necesario, un ajuste fiscal tiene consecuencias negativas sobre una actividad económica sin crecimiento”, siempre refiriendo a Brasil, según la analista.
Advirtió que también hay que considerar ”la caída reciente de la competitividad de Uruguay con Brasil por la suba más importante que registra el dólar en ese mercado (en Brasil) también plantea un escenario complicado para las exportaciones uruguayas en este año”.
“Si pasamos para el otro país, para Argentina, ahí vemos que podemos decir Argentina está en una ‘tensa calma’, con problemas muy importantes a enfrentar este año, tiene importantes vencimientos de deuda, muy bajas reservas para poder pagar, y una economía prácticamente estancada”, examinó.
Concluyó en que “la situación de la región junto con la evolución que pueden tener los precios internacionales, son los principales focos de preocupación, y los temas que más seguimos el equipo económico de PWC”, en referencia a PriceWaterhouseCooper.
PREVISIONES
Comas dijo que “estamos previendo para 2015 un crecimiento (de la economía) del 2,5%, algo por debajo (del 3,5% que creció en 2014), y que estaría sustentado básicamente en el aumento del consumo”.
“Se prevé que los salarios reales sigan creciendo (que aumenten más que la inflación), los niveles de empleo sigan altos, y esto sustentaría un crecimiento del consumo que permitiría compensar un poco la caída que se espera en inversión y quizá un volumen más bajo de exportaciones”, detalló, en un país en el que las autoridades fustigan discursivamente el consumismo.
Repasó que “el contexto está más complicado, estas caídas de precios pueden afectar la producción en volumen y también tenemos que considerar la situación en la región”, volvió a colocar.
“También prevemos pueda incrementarse un poco el desempleo considerando por ejemplo la caída que se está dando en algunos sectores intensivos en mano de obra como la construcción, o en algunas ramas industriales”, dijo.
Consintió que “todo esto lo que hace es generar presiones a la baja de precios, no a la baja, pero por lo menos a que no suban tanto, pero esto va a darse de forma muy gradual porque hay indexación en la economía, o sea, que hay muchos contratos, muchos precios, que están atados a la propia inflación”.
“Lo principal creemos es administrar una economía que va a crecer más lento, con un contexto externo que claramente es menos favorable que el tuvimos en los últimos años”, completó en los desafíos.