Mateo Santiago tenía 2 años y 11 meses y según su madre y una tía, solo padecía dos “soplos al corazón”. A comienzos del mes de junio el pequeño comenzó a enfermar, hasta que la noche del lunes 9 de junio fue trasladado al hospital de Maldonado donde, tras una revisación muy superficial, la médica tratante diagnosticó que sería celíaco y debía ver una especialista 10 días después. El niño, murió mientras dormía con su madre a la madrugada siguiente de concurrir al nosocomio.
La confusa muerte de Mateo Santiago, un niño de 2 años y 11 meses de edad, tomó estado público la madrugada de este martes a través del programa “El Ojo en la Ciudad” de FM GENTE, en el cual Beatriz (la madre del pequeño) y María Eugenia (una tía), contaron con lujo de detalles todo lo ocurrido desde los primeros días del mes de junio, hasta el fallecimiento del pequeño ocurrido la madrugada del martes 10 de ese mes.
Beatriz aclaró que Mateo era un “niño lleno de vida, no vivió lo que tenía que vivir”, y que solamente padecía “dos soplitos al corazón”, que estaban siendo tratados adecuadamente por un cardiólogo en la capital del país. La doctora que lo asistió la noche del lunes 9 de junio -luego de ser enviado allí por otra profesional de una emergencia médica móvil-, nunca lo había visto antes, según la joven madre, aunque al nosocomio iba regularmente por ejemplo a buscar medicamentos.
“Aparte de esa cardiopatía congénita que tenía, era un niño sano, y murió con 2 años y 11 meses; el 22 de junio cumpliría sus 3 años, y la verdad sin palabras lo que me pasó”, dijo Beatriz. El pequeño concurría a un jardín de infantes y por indicación médica siempre fue tratado como un niño normal, que jugaba con sus amigos y su prima.
Los problemas para él se desencadenaron en la primera semana del mes de junio, cuando un día comenzó a no tener apetito y prácticamente no comía; decía tener dolor de cabeza y de estómago. El viernes 6 de junio, Beatriz consultó a un médico en el hospital de Maldonado que le diagnosticó una enterocolitis y le recomendó una dieta adecuada que la familia intentó cumplir; Mateo se recuperó y el sábado 8 se alimentó normalmente y estuvo de buen ánimo. Pero el domingo 10 sufrió algunos vómitos, y a partir de allí ya prácticamente no ingirió más sólidos.
Beatriz afirmó que orinó por última vez el domingo a la noche, por lo cual al día siguiente decidió llamar a una emergencia médica móvil, ya que incluso había hecho picos de fiebre, y tenía el abdomen inflamado (tenía vetas rojas en la piel) y prácticamente no se dejaba revisar. La doctora que lo atendió en su casa en el entorno de la hora 19.00, fue quien recomendó trasladarlo al hospital de Maldonado.
“Lo llevamos al hospital, hice todo, y me llamaron para la emergencia y ahí comuniqué lo que estaba pasando; que hacía más de 24 horas que no orinaba, que tenía el abdomen hinchado, y que no era normal en él”, narró Beatriz. Fue entonces que la médica tratante aseveró “que aparentemente era un niño celíaco por la panza que tenía, sin hacerle ningún estudio, solamente un estudio de orina, un urocultivo (del) que tengo los resultados”. Los resultados de ese estudio de la orina del pequeño, recién se conocieron el miércoles 11, un día después de su muerte, y revelaban una serie de irregularidades, como problemas renales y rastros de sangre.
La doctora tratante, le recomendó a Beatriz llevar al niño a una especialista en celíacos que llegaría desde el hospital Pereira Rossell, una semana después de contar con los resultados del análisis de orina.
Agregó que en el hospital, mientras intentaban que orinara para extraer una muestra, Mateo sintió ganas de mover el intestino por lo cual lo llevaron a un baño. “Entonces hizo tres gotitas y ella dijo que le alcanzaban para analizar, pero el quería hacer caca; entonces lo llevamos al baño y era horrible, era diarrea, tenía pelotitas blancas y tenía olor pero como a vómito. Cuando salgo yo a pedirle (a la doctora) que fuera a ver, ella estaba tomando un café y leyendo una revista, y me dijo que era normal”.
“Ella me dio Novemina para que le bajara la fiebre, que me fuera para mi casa porque el niño aparentaba ser celíaco y que consultara ese miércoles con esa doctora”, agregó la madre.
UNA MUERTE INESPERADA
El pequeño volvió a su casa solamente con esas indicaciones, mientras seguía con el abdomen inflamado, al igual que sus pies y sus manos; sin orinar normalmente y sin alimentarse. En la casa, Beatriz se acostó con él en un colchón que habían instalado al lado de una estufa, luego de volver del trabajo poco después de la hora 23.30 del martes. Ambos se durmieron hasta que sobre las 6.30 de la mañana, ella y su madre se percataron que Mateo estaba frío y no respiraba; había dejado de existir.
En la finca, se hizo presente nuevamente una unidad de emergencia médica móvil y la Policía. La familia dice haber pasado mil penurias durante toda la jornada para obtener el certificado de defunción correspondiente, por el que debieron recorrer varias dependencias policiales y hospitalarias, ya que la empresa fúnebre reclamaba esa documentación para hacerse cargo del servicio.
Mientras tanto, la propia familia solicitó una autopsia, la que se realizó, pero sin poder conocer exactamente las causas de la muerte del pequeño. Allí fue que decidieron radicar la denuncia penal correspondiente porque desean que se investigue a fondo el caso.
Beatriz y María Eugenia, afirmaron que desde la dirección del hospital de Maldonado, nunca tuvieron una respuesta a lo que había ocurrido, aunque reconocieron que la médica tratante de aquella noche del lunes 9 de junio, las atendió muy amablemente a pesar de que las envió para la casa sin haber hecho demasiado por Mateo que durante la madrugada dejó de existir.
“Yo espero que se aclare todo, pronto, porque van a hacer dos meses ahora el 10 de agosto y no se nada. Quiero saber, y lo más importante que ella (la doctora) pague por lo que hizo porque fue horrible”.
La denuncia penal fue radicada ante el Juzgado Penal de 4º Turno a cargo del doctor Rúben Saravia, quien estaría recabando toda la información del caso, incluyendo la autopsia que solicitó la propia familia de Mateo Santiago, y de la que dicen, no conocen prácticamente detalles.
Redactado: R.A.