La inflación sigue sin ceder, y el gobierno atacando los síntomas y no las causas, dijo el economista Ramón Pampín en diálogo con FM Gente. Llamó “malas noticias” las que da la inflación pero sugirió que Punta del Este puede compensarlo ganando la fidelidad del turismo argentino de mejores ingresos.
“Ojalá estas malas noticias (sobre la inflación) se compensen con una fidelidad del turismo argentino, sobre todo el de mayores ingresos, que quizás sea el que tiene menos obstáculos para acceder a consumir servicios turísticos en Uruguay y especialmente en Punta del Este”, dijo Pampín, que integra el departamento de Servicios Económicos de Price Watherhous Coopers, PWC.
El experto admitió que para noviembre “el consenso (de los pronosticadores privados) era de un registro deflacionario, esto es, (cuando) se espera caída de precios”. “Por tanto, aunque fuere moderado el crecimiento del índice de precios del consumo, IPC, en noviembre (0,37%), implicó un ajuste importante sobre la cifra anual ya que se esperaba, por lo menos en nuestro caso, una caída de tres décimas de punto porcentual”. “Nos sorprendió el registro”, insistió.
Si la inflación alcanza o supera el 10% sumados los anteriores 12 meses, se dispara una actualización de los aumentos de salarios ya acordados. Pampín dijo que los precios que mantuvieron alto el IPC fueron los vinculados a sectores intensivos en mano de obra, como los de comidas fuera del hogar, los restaurantes, y algunos servicios vinculados a la construcción que ajustaron al alza los salarios el mes pasado. Añadió que los precios de la fruta están teniendo mucha volatilidad (alzas y bajas repentinas) y pegando en el IPC.
“El incremento del IPC está en 9,1%, pero para diciembre van a continuar elementos que incidan a la baja sobre los precios, por ejemplo, aunque marginal, pero seguramente veamos una caída del dólar que ayude a que los precios que se comercializan en dólares impacten a la baja”, pronosticó Pampín. Dijo que una devolución de dinero que está concediendo la Administración Nacional de Usinas y Trasmisiones Eléctricas, UTE, a sus clientes que respondieron con un ahorro de consumo en los meses pasado, se expresará con una caída de 10% en el precio de ese servicio y su valoración para el IPC. Pampín espera que el IPC cierre 2012 en 8%, pero otros analistas lo ubican sobre el 9%, teniendo en cuenta su comportamiento reciente.
La variación del IPC es similar a la lectura de la temperatura de una persona que padece una enfermedad: es un síntoma. La causa de la enfermedad generalmente está oculta y su detección es fundamental para poder reducirla. Para Pampín los acuerdos para contener precios que hizo el equipo económico del gobierno con algunos empresarios, sigue atacando los síntomas (procura contener el IPC para que no se le dispare otra negociación de aumentos salariales fuera de programa), pero los síntomas permanecen intocados.
“Este proceso inflacionario responde a causas más profundas e instaladas desde hace tiempo”, se atajó Pampín. Agregó que “por ejemplo, respecto a los precios de bienes y servicios sobre los que podemos tener mayor dominancia desde las políticas públicas son los precios no transables”. Los no transables son los productos que cuyo precio no es incidido por su exportación, sino por las condiciones de oferta y demanda local.
Pampín apuntó que “estos precios vienen creciendo desde hace varios años a un ritmo anual entre 9%-10%, y tienen una incidencia, es decir, aportan sobre el índice general de precios cerca de 3,5 a 4 puntos porcentuales”. Recordó que a ello se suma los denominados “efectos de segunda vuelta” de la suba internacional del valor de los bienes y servicios que Uruguay exporta. Esos precios, determinados por los mercados internacionales, inciden también en el mercado local porque arrastra los precios de esos mismos productos que pagan los habitantes de este país. Sintetizó señalando que por los bienes no transables, y los transables, la inflación ya tiene un piso de 8%, a lo que hay que sumar el golpe que tendrán las tarifas de los servicios públicos sobre el IPC.
Uruguay está catalogado como el país que tiene los combustibles más caros del mundo, según Nationmaster.com, un portal que se basa en información oficial de Estados Unidos, y es recomendado por los departamentos de Economía de las principales universidades de ese país.
Pampín explicó el efecto del aumento de salarios sobre la inflación: la gente tiene más poder de compra, presiona queriendo comprar más en detrimento de su ahorro, y ello lleva los precios de bienes y servicios al alza. “Esos aumentos de salarios que le dan más dinero a la gente para gastar, también tienen otro elemento a considerar, que es el de aumento de costos en algunos sectores que son intensivos en el uso de la mano de obra, y que además no tienen capacidad para absorber ese aumento de salarios sin trasladarlo a precios”, detalló.
“Este proceso inflacionario esta fogoneado por un ritmo de crecimiento de precios no transables que en definitiva es la contracara de una economía que ha crecido mucho, y que en muchos casos tuvo crecimientos de la cantidad de dinero que fue superior a la que podría tolerar la demanda, seguramente”, sintetizó. Pampín refería con su comentario a que la capacidad productiva, o las previsiones productivas, de bienes y servicios en Uruguay quedó por debajo de lo que los uruguayos están dispuestos a comprar de esos bienes y servicios. Ese mecanismo es un disparador de los precios al alza: si la gente quiere comprar más bienes o servicios, el productor puede subir la cantidad generada, o aumentar su precio.
Pampín ubicó el tipo de cambio (valor del dólar en pesos) como otro elemento determinante para la variación de la inflación. Con un dólar débil, como actualmente, se contienen los precios, pero los productos uruguayos se encarecen en dólares en todo el mundo, lo que les hace perder oportunidades frente a otras ofertas similares pero más baratas. Esos precios inflados en dólares por el atraso cambiario, que algunos analistas ubican como mayor al que aceleró la crisis de 2002, también encarece a los productos y servicios generados en Uruguay respecto a los similares extranjeros que entran mediante importaciones.