Representantes del gobierno de Uruguay y de la oposición, que participaron del foro "Mercosur, entre la región y el mundo”, realizado en el Conrad, concordaron en el diagnóstico, el bloque le quitó libertad al país, pero discreparon en los caminos hacia el futuro próximo.
Cuatro de los representantes uruguayos en el foro, el vicecanciller Luis Porto, los ex presidentes Luis Alberto Lacalle Herrera y Jorge Batlle, y el ministro de Economía en la crisis 2001-2002, Isaac Alfie, dijeron que Uruguay perdió libertad comercial y de relacionamiento por el Mercosur.
Porto fundó su exposición en mostrar una proyección de lo que puede pasar en el mundo en materia económica y comercial basada en las elaboraciones teóricas que realiza el Consejo Nacional de Inteligencia de Estados Unidos para fundamentar su política exterior. Dijo que usa esa información con un año de antigüedad porque es el tiempo que demoran en liberarla.
El funcionario, además de agregarle su propio enfoque a esos datos, deslizó en un momento de su exposición que Uruguay tiene que tener un mayor margen de maniobra para enfrentar el nuevo escenario mundial.
Batlle, luego del foro, comentó a periodistas entre quienes estaba uno de FM Gente, que Porto había reconocido que en el Mercosur “lo que no tenemos hoy es márgenes de maniobra, no tenemos márgenes de maniobra”.
Porto contó cómo Uruguay se esforzó en Bali por mantener vivo el multilateralismo, dijo que amenazó un consenso en materia agrícola, y que obtuvo un compromiso de mantener en la agenda mundial la consideración del multilateralismo en un mundo que se polariza en bloques continentales.
VOLVER A UNA ZONA DE LIBRE COMERCIO
Alfie desmontó, con cifras y datos los argumentos que objetan que Uruguay maneje una salida del Mercosur, y propuso su propio camino.
“Lo racional es que el acuerdo se sincere y diga: vamos a hacer la básica, vamos a dar un paso atrás, vamos a ir a una zona de libre comercio, tenemos que poner las cosas en su lugar”, expuso.
Una zona de libre comercio implica a las partes aceptar eliminación y reducción de impuestos para la circulación de bienes y servicios entre ellos, pero cada uno mantiene libertad de comerciar y hacer nuevos acuerdos con quién quiera.
Una unión aduanera impone a las partes una posición de impuestos y normas comunes frente a la entrada de bienes y servicios de terceros países, y si se presentan nuevos acuerdos comerciales, cada país deberá contar con el visto bueno de sus socios. Es la libertad que Uruguay perdió en el Mercosur, según los expositores.
Alfie dijo que una vez que si Mercosur acuerda volver a constituirse en zona de libre comercio, “con eso no cambia la realidad actual del arancel externo común (política común respecto a terceros), prácticamente, no la va a cambiar, se van a mantener las preferencias actuales, y no va a pasar absolutamente nada en los hechos”.
El ex ministro de Economía explicó que no hay cambios porque el arancel externo común del Mercosur ya fue “perforado” por todos lados, es decir, fue incumplido muchas veces por todos y cada uno de los socios, lo que le quitó vigencia.
Batlle, que matizó como de costumbre su exposición con salidas jocosas, puso el cuchillo a fondo cuando recordó que en Ouro Preto (noviembre-diciembre de 1994), Brasil liberó a sus socios de alcanzar acuerdos bilaterales con México, a cambio de que le aprobaran el artículo 32, con el que el bloque cambió el rumbo hacia una unión aduanera.
CON EL GORDO EN EL SILLÓN
Batlle coincidió con Alfie en que Argentina enfrenta problemas graves en su economía y ordenamiento interno, los que repercutirán tarde o temprano sobre Uruguay, dijo a periodistas a la salida de la sala.
“No es que Brasil esté en contra de nosotros, es como si uno se sienta con un gordo en un sofá; solamente el tipo comiendo lo que come todos los días lo echa a uno del sofá”, dijo, encendiendo risas en su auditorio.
Agregó que “acá pasa exactamente lo mismo: no es que Brasil tenga un propósito imperial y se quiera quedar con la Colonia del Sacramento; ya se quedó con todos los frigoríficos”, sino que está muy preocupado con su propio futuro como para mirar lo que le pasa a sus socios. Afirmó que Brasil carece de rumbo actualmente.
“Esto quiere decir que nosotros, si no tenemos una apertura para mantener esto que dijo el señor subsecretario (Porto) con tanta claridad, tener márgenes de maniobra, nos va a comer el tigre, nos come el tigre, y es una lástima que nos coma el tigre: tenemos chance de vivir mejor con el tigre vivo”, completó.
LA DERIVA HACIA LO POLÍTICO
Lacalle dijo en su exposición un argumento que ha usado muchas veces antes para explicar lo que le pasa al Mercosur: lo llevaron a una deriva política cuando fue un bloque que nació para dar un marco económico comercial a las necesidades de sus socios.
“La deriva política del Mercosur inició la decadencia del Mercosur, y esta deriva política tuvo dos impulsos, uno que es el espejismo de la Unión Europea; no sé por qué a alguien se le ocurrió que el Mercosur iba a ser algo parecido a la Unión Europea”, afirmó.
Indicó que “incluso la Unión Europea que calma su mala conciencia comercial con donaciones y préstamos, y tal, contribuyó sin dolo, por supuesto, pero contribuyó, cuando dio recursos para crear el Parlamento del Mercosur”.
“¿Y quién dice que necesitábamos un Parlamento para hacer funcionar una asociación económica comercial?”, se interrogó, e interrogó.
foto: El Observador