La esperada pelea entre Mike Tyson y Jake Paul, que en la previa fue catalogada como uno de los combates más atractivos del año, representó un choque de boxeo de gran impacto económico. El mega evento, que acogió la vuelta del retiro de Iron Mike tras 20 años de ausencia, tuvo lugar en el AT&T Stadium de Arlington, Texas, con una capacidad para recibir a 80.000 espectadores.
La presencia de una de las máximas leyendas del deporte ya supone varios millones de dólares para la bolsa que se acrecentó de forma notoria gracias a la polémica figura del YouTuber.
Con dos personajes que mueven una multitud de personas a sus espaldas, el monto económico que dejó la cita fue exorbitante. A pesar de que las entradas en el estadio se seguían vendiendo hasta última hora, la transmisión de la pelea por Netflix fue una jugada que tuvo varios pros, por la accesibilidad que tuvo el público para ver el combate, pero la desventaja de que supuso una venta de tickets menor a la esperada. Sin embargo, los reportes de los medios CMS News y DraftKings Network, se estima que la cifra total recaudada ronda los USD 80 millones.
Aunque no se ha divulgado el pago exacto para Tyson, especialistas de la industria estiman sus ganancias en aproximadamente 20 millones de dólares por su participación en este evento. Durante una conferencia de prensa el 18 de agosto, Jake Paul insinuó su propio incentivo financiero al declarar: “Estoy aquí para ganar 40 millones de dólares y noquear a una leyenda”.
En sus años de gloria, Tyson llegó a ganar hasta 30 millones de dólares por pelea, sumando un total de 400 millones de dólares en premios a lo largo de su carrera. Sin embargo, su trayectoria también incluye momentos controvertidos, como su encarcelamiento por violación en 1992 y el infame incidente en 1997 en la que mordió la oreja de Evander Holyfield. A pesar de su descalificación, logró conservar una parte considerable de sus ingresos de combate, ya que solo le quitaron USD 3 millones de su bolsa que rondaba los 29 millones de la moneda estadounidense.
Por su parte, Jake Paul combina su carrera en el boxeo con su rol de influencer en redes, lo cual le ha asegurado una gran audiencia y un considerable patrimonio neto estimado en 80 millones de dólares. A través de su influencia social y su cofundación de Most Valuable Promotions, Paul ha conseguido establecer un modelo eficaz de promoción que fusiona entretenimiento y deporte. Bautizado como “El Gallo de Dorado” por los aficionados en Puerto Rico, su ascenso veloz ha demostrado un particular sentido para el espectáculo, una característica que mantiene constante en su carrera en el ring.
Y eso sucede porque la irrupción del YouTuber en el boxeo ocurrió en un momento clave de la historia del deporte, en la cual las taquillas estaban en uno de los picos más bajos de su historia. Con la innovación a la hora de organizar peleas, sumada a su alianza con Nakisa Bidarian (reconocido promotor de peleas de UFC), el personaje de “villano” de Paul causó furor entre el público. Algunos de sus combates llegaron a recaudar más de 800 mil dólares por pagos por evento (PPV), como fue el caso en su duelo contra Tommy Fury.
Más allá de los boletos estándar del evento en el AT&T Stadium, que variaban entre $69 por asientos en la grada superior en StubHub hasta $32,392 por asientos en el piso en Vividseats, las opciones de acceso también incluían paquetes VIP con precios que oscilan entre 5.000 y 25.000 dólares. La experiencia exclusiva denominada MVP Owner’s Experience está valorada en 2 millones de dólares.
El enfrentamiento entre estos dos personajes resaltó no solo por su repercusión económica, sino también por la historia que cada uno llevó al cuadrilátero. Tyson, con su legado en el boxeo, volvió a subirse al cuadrilátero a sus 58 años, mientras que Paul, con su enfoque innovador, está decidido a dejar una huella en el mundo del boxeo a través de su carisma y habilidad promocional.
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