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La diabetes es una afección crónica que provoca que el páncreas produzca poca o nula insulina. Esta es una hormona que el cuerpo usa para permitir que el azúcar (glucosa) ingrese a las células para producir energía.

Los síntomas principales que experimentó Cristian, cuando a los 11 años en un viaje de vacaciones le diagnosticaron la enfermedad, fueron: orinar con mucha frecuencia, fatiga extrema y pérdida de peso muy grande.

“No es nada fácil llevar la diabetes en la adolescencia, (hay) cambios hormonales que alteran la glicemia, amigos que arrancan a salir y uno que tiene que cuidarse un poco más y no puede salir tanto, choques con tus padres porque no es solo lo que vive uno sino también todo lo que vive la familia” conviviendo con la enfermedad”, contó a FM GENTE.

La enfermedad fue marcando algunos de sus deseos y descubrió pronto cuál era su vocación. Primero pensó en la medicina para especializarse en diabetología y luego surgió la nutrición, que es la carrera que actualmente está cursando, para luego especializarse en diabetes. “Todo el transcurso que tuve hasta acá, no puedo quejarme, lo tomé siempre para bien y en forma positiva”, expresó.

Cristian es consciente que sin el sostén de su familia y de sus amigos no hubiera sido fácil: “es fundamental, es muy complicado poder hacer todo esto solo”.

Actualmente brinda talleres y charlas donde informa diferentes aspectos de la diabetes, no solo los que tienen que ver estrictamente con la salud, sino también sobre cómo se puede convivir con ella de la mejor forma posible.

LA COMUNIDAD ES CLAVE PARA SOBRELLEVAR LA DIABETES

El apoyo de la familia y de los amigos es fundamental en el transcurso de cualquier enfermedad. La diabetes es una afección crónica por lo que acompañará a la persona toda su vida y el entorno adquiere mayor relevancia.

La mamá de Cristian, Stella, dijo en diálogo con FM GENTE que cuando se enteró de la noticia “fue un shock para toda la familia” y que “empezó una peripecia”.

Entre una mezcla de sentimientos, de miedo e incertidumbre, fueron aprendiendo sobre diferentes aspectos cruciales para sobrellevar la afección. Primero, aprendieron a inyectar insulina: “nos dieron una naranja” y con ella tenían que ensayar. Luego vino el conteo de los carbohidratos: “estábamos obsesionados”. “Iba a comer un chicle y nos fijábamos cuántos carbohidratos tenía, cuánto tenía una rebanada de pan, cuánto la fruta”.
Stella dijo que eran “cuidados intensos” por el desconocimiento y los miedos.

La cantidad diaria recomendada de carbohidratos para los adultos con diabetes es de 135 gramos por día, aunque cada persona debe tener su propia meta respecto a este aspecto.

“De a poco, con una nutricionista que nos fue guiando en la alimentación, en la importancia del deporte, en el conteo de carbohidratos, nos fuimos amalgamando”, contó. Los primeros años no se compró más azúcar en su casa, “toda la familia entró en el mismo modo para acompañarlo y que no hubiera tentaciones”.

Cuando Cristian volvió a su rutina, que implicaba asistir a clases y a las prácticas de fútbol, su madre recolectó información que reunió en una carpeta y entregó “al profesor de gimnasia, a los directores, a todos los profesores”. Asimismo, en los festejos de cumpleaños se aseguraba “que hubiera bebidas y torta sin azúcar para que pudiera comer”, contó.
Para Stella, quien también integra la Asociación de Diabéticos de Maldonado “ha sido un gran aprendizaje”, asegura, e intenta transmitir tranquilidad y positividad a quienes padecen la afección y a sus familiares.

“No quedarse con el diagnóstico y dejarlo escondido. Se tiene que saber, informar, educar, para que las demás personas sepan lo que es y puedan ayudar y auxiliar”, aconsejó. De esta manera “la persona se sentirá incluida y no excluida”.

Cristian “siguió jugando al fútbol y, a medida que pasaron los años, fue conociendo su cuerpo” lo que le permitió cuidarse y también disfrutar. “Lo principal es la información”, remarcó.

Desde la Asociación de Diabéticos de Maldonado quieren lograr “que haya un abordaje multidisciplinario porque esto trastoca no solo el área de la alimentación, de la dieta de la persona, sino también la parte farmacológica y emocional”, concluyó.

Según datos del Ministerio de Salud Pública, 7,6 % de los adultos de entre 25 y 64 años tienen diabetes en Uruguay. “Dado que los síntomas pueden pasar desapercibidos o ser muy leves, toma especial relevancia la detección precoz como forma de prevenir sus complicaciones”, advierten desde la cartera y agregan que “para ello es necesario acudir regularmente a los controles médicos de salud”.