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Para graficar la magnitud de un “desequilibrio ambiental” que, en su opinión, se suscita por “omisión” del gobierno departamental, Sanabria relató que “el año pasado, en momentos de sequía, las tortugas desfilaban junto a las casas, emigrando en busca de oxígeno”.

Una de las máquinas desmalezadotas fue adquirida por los vecinos, que aportaron US$ 80 mil dólares, y otros US$ 10 mil de propietarios de terrenos en la zona. La máquina comenzó hace unos años a limpiar casi toda el área cubierta por el espejo de agua, pero desde hace un tiempo “vaya a saber uno por qué” –enfatizó Sanabria Barrios- solamente limpian lo que se ve desde la ruta.

En un comunicado de prensa, el edil sostuvo que en febrero pasado los vecinos consultaron a los maquinistas que cortaban juncos, por qué no extendían su tarea a otras áreas de la laguna. Los funcionarios dijeron que “tenían estrictas órdenes de cortar solamente una franja de 30 metros, y dejar el resto como está”.

Según refirieron los vecinos a Sanabria, los maquinistas también les dijeron que “el año próximo ya el daño será irreversible” pero debían acatar la orden de limpiar “únicamente lo que el turista ve al pasar por el tramo entre las paradas 40 y 39, y una pequeña franja costera”.

Sobre esta base, Sanabria aseveró que “si se circula por la parada 40, la Laguna se percibe limpia hasta la primera curva a la vista, pero detrás, sólo se ve una extensa mancha marrón”. También señaló que “ingenieros consultados agregan a ésta grave situación, el problema de saneamiento de barrio Lausana”.

En opinión del edil, “lo ideal” es que jerarcas “competentes, preocupados y comprometidos” con el Patrimonio Natural, se acerquen a verificar “la gravedad de este deterioro constante”. En ese sentido, apeló a las autoridades del gobierno departamental y a las del Ministerio de Ordenamiento Territorial, para que “tomen cartas en el asunto a la brevedad”.

(foto: Laguna del Diario, archivo Intendencia de Maldonado)