Acostumbrada a esquivar obstáculos, cazafortunas, no puede casarse con nadie mucho más pobre que ella, son las descripciones con que los medios de todo el mundo se refieren este lunes 31 de diciembre a Gaukhar Goga Ashkenazi, la pareja Eduard Lapo Elkann, víctimas de un robo multimillonario en Punta del Este.
El País de Madrid traza una semblanza de esta mujer de 31 años, bajo el título “La meteórica escalada social de Lady Goga”, en la que destaca que “aunque no aparece en la lista Forbes, Gaukhar Goga Ashkenazi, una mujer kazaja de 31 años, es riquísima”.
Agrega que “su fortuna viene del petróleo y del gas de su país. Y de su capacidad para relacionarse: entre sus amigos se encuentran Sienna Miller, Nat Rothschild, Saif Gadafi y Natalia Vodianova”.
“De sus conquistas destacan Flavio Briatore ("no es el hombre más generoso del mundo", describe Goga), Gerald Butler y el yerno del presidente de Kazajistán, Timur Kulibaev, con el que tiene un hijo”, prosigue la semblanza.
Apunta que “su posible relación con el príncipe Andrés de York, quien incluso se la presentó a su madre, la reina Isabel II, ha convertido a Goga en el objeto de deseo de la prensa británica”.
Ellis Cashmore, profesor de la Universidad de Staffordshire y estudioso de la cultura de los famosos, dijo que "Goga me recuerda a Zsa Zsa Gabor: ambas eran de Europa Oriental; no se sabía de dónde venía y tampoco tenía ningún talento especial”.
“Siempre estaba rodeada de hombres, era misteriosa y llevaba un estilo de vida que muchos querían imitar", añade Cashmore sobre Zsa Zsa Gabor comparándola con Lady Goga.
Cashmore afirma que “de Lady Goga sabemos, por lo que le ha contado a la prensa, que tres niñeras cuidan a su hijo; que tiene problemas con los mayordomos, uno le robó 115.000 euros y el sustituto era viejo y no aguantaba tantas fiestas; y que sufre para que su compañía de seguros le renueve la póliza de sus joyas”. Parte de esas joyas fueron denunciadas como robadas este fin de semana en Punta del Este.
Su padre, un ingeniero agrónomo de Kazajistán, encabezó los programas agrícolas en la era de Mijail Gorbachov, cuando la ex Unión Soviética inició un camino sin retorno, a fines de los ’80 y principios de los ’90. La familia de Lady Goga se mudó a Moscú, donde Ashkenazi conoció sus primeros lujos: un piso para ellos solos, dacha de fin de semana, coches, chóferes, cocineros, niñeras...
Con el colapso de la URSS, en 1991, la familia regresó a Kazajistán y Goga se fue a un internado en Reino Unido. Al terminar se matriculó en economía e historia en Oxford, donde conoció a Dino Lalvani, hijo de un magnate indio de las telecomunicaciones, quien la introdujo en la jet-set.
A Dino Lalvani lo dejó por Flavio Briatore, con el que tuvo un efímero romance, y en 2003 se casó con Stefan Ashkenazi, hijo de un famoso hotelero, del que se separó tres años después (aunque sigue usando su apellido).
"Encarna el estilo de vida que todos tenemos en nuestra fantasía: poder comprar una mansión de 32 millones de euros en efectivo, como hizo ella”, afirma Cashmore citado por El País de Madrid.
Concluye que “tiene mucho talento, aunque no en el sentido convencional: ha sabido posicionarse en el momento adecuado, en el lugar adecuado... y con los hombres adecuados".