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El problema “más grave” es que las condiciones y procedimientos de la administración central traban el acceso a soluciones, consideró el vocero gremial tras marcar contrastes edilicios tan grandes como los de la Escuela de Los Arrayanes y la de Maldonado, ubicada en el centro de la capital departamental.

El edificio modelo de Los Arrayanes tuvo un “presupuesto desmedido”, mientras en la UTU fernandina hay humedades y los tableros de los pasillos se encuentran sin tapas protectoras. “Ahí estamos dando un curso de Prevencionista en Seguridad y de eso no hay nada”, lamentó.

Para Otero, las escuelas de San Carlos, Maldonado y Pan de Azúcar “se están viniendo abajo por falta de mantenimiento” y el problema más grave es el centralismo y “las chacritas” que impiden a un director tomar decisiones rápidas para hacer pequeñas reparaciones en las aulas. Entiende que ese retraso, sumado a las opiniones compartimentadas de los arquitectos residentes asignados a cada zona, impide revertir el proceso de deterioro.

“No creo que ninguna de estas escuelas tenga habilitación de bomberos vigente. El tema edilicio se tendrá que encarar muy seriamente porque hasta ahora los trabajos han sido parches que no sabemos cuánto van a durar”, advirtió.

Otero también fue consultado sobre el proceso de elección de horas docentes. Dijo que fracasó el intento de realizar la elección de horas en todas las áreas antes de fin de año.

La asamblea realizada este viernes en Maldonado solvió hacer una elección en forma parcial y postergar las áreas problemáticas (como Inglés o Química) para febrero próximo. Vaticinó que esta decisión no afectará el correcto inicio de clases.

mr