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Las cuestionadas picadas, según el edil, tienen lugar en las noches sabatinas sobre la avenida Aparicio Saravia, un tramo de la Ruta 9 que se extiende desde el kilómetro 106.300 hasta el 107.900, inclusive a lo largo del puente que cruza el Arroyo Pan de Azúcar.

“Lo que agrava más el tema es el consumo de alcohol por parte de los jóvenes que tratan de impresionar de una u otra forma a los asistentes al local bailable”, señaló. Tras aclarar que no es su intención atribuir responsabilidades a los propietarios del local, dijo que busca evitar “un suceso desgraciado que altere gravemente el orden público”.

Recordó, entonces, que hace unos meses una persona murió sobre el puente debido al consumo excesivo de alcohol y la alta velocidad en una zona urbana. A su juicio, este tema “se podría mitigar” con inspectores de tránsito en el lugar y con el apoyo de la Policía Caminera en horario nocturno.

El edil también expuso datos estadísticos del país, según los cuales un joven muere cada cuatro días en un siniestro de tránsito. “Este tema es responsabilidad de todos. Asumámosla”, pidió.

MEJORAR EL TRANSPORTE

Otro de los temas planteados por rótulo es la mejora en el servicio transporte, tanto en la línea 100 (Maldonado – Piriápolis), 20 (Pan de Azúcar – Punta del Este), 28 (Pan de Azúcar – San Carlos), como también en los recorridos locales.

Explicó que es notorio que a partir de las 17 horas se producen colas de usuarios en la Terminal de Maldonado para esperar el ómnibus de las 17:30. “Al partir, en el coche hay entre 10 y 15 personas de pie (y a veces más de 20). Durante el recorrido esta cifra se va incrementado hasta llegar en ocasiones a más de 30 personas de pie en el caso de la Línea 100”, relató.

Agregó que “en los restantes casos ya en la parada 12 de Roosevelt hay usuarios de pie. Llega cierto momento en que la cantidad de pasajeros sentados iguala a la cantidad que los parados, lo que dificulta la movilidad e inclusive respirar con comodidad”. Destacó que esto ocurre, principalmente, entre las 16 y 30 y las 20 horas, cuando salen las mucamas, obreros de la
construcción y estudiantes”.

Continuando con el detalle de estos viajes, Rótulo contó que “cuando estos coches llegan al lomo de la Ballena no cabe ni un alfiler y los choferes deben optar por no detenerse y dejar usuarios en las paradas”.

“Muchos de estos usuarios son abonados de las distintas líneas y la mayoría de las veces no llevan consigo plata por lo que deben esperar entre 1 a 2 horas en las paradas, esto sumado al cansancio de la tarea realizada durante la jornada laboral, a las horas de viaje en traslado, pone de mal humor al usuario”, observó. También destacó la “valentía” de los choferes que se exponen a un siniestro de tránsito por no dejar usuarios en la calle.

A su entender, la solución es cambiar de ómnibus en esos recorrido por uno más grande o colocar en esas horas pico micros que unan Punta del Este con la Capuera, ya que es en ese paraje cuando recién comienza a haber lugar.