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“Fue un proceso que se viene realizando durante estos ocho años que en gran medida explica estos resultados (…), y en esa tarea de coordinación, de integración, de plantear que este es un nuevo idioma planteado a la realidad que hoy tenemos en el tránsito muy diferente a lo que pasaba hace 20 o 30 años en el país”, dijo.

Agregó que “en base a eso y a las experiencias de las buenas prácticas en materia de seguridad vial tenemos que identificar no sólo que venimos por un buen camino, sino que ese proceso tiene que ser mucho más rápido”.

“Para que sea más rápido hay que identificar muy bien dónde tenemos las fallas o las carencias y creo que unánimemente todos los actores tanto desde la población a través de las encuestas que hacemos como también de las autoridades a través del congreso de intendentes, tenemos la noción de que tenemos que mejorar mucho la observación del cumplimiento de las normas en el tránsito”, concluyó.

CONTROL Y FISCALIZACIÓN
Barrios, que llegó acompañado del secretario general de Unasev, Adrián Bringa, sintetizó en que “el control y la fiscalización” es lo que permitirá acelerar el proceso.

“Hay dificultades muy grandes que los inspectores de Tránsito tienen hoy en todas las ciudades del país de poder hacer controles en los lugares más complejos en los momentos más complejos”, reconoció.

Explicó que “las metas en principio están enmarcadas dentro de lo que ha sido definido en 2010 por Naciones Unidas”, y dijo que consisten en “disminuir a la mitad la cantidad de fallecidos en nuestros países al 2020” a causa de siniestros de tránsito.

“Nosotros empezamos con una tasa de mortalidad de 19 uruguayos cada 100 mil habitantes, hoy estamos en 15 y la meta es llegar a 2020 con ocho fallecidos cada 100 mil habitantes”, detalló.

Si se toma en cuenta la creación de Unasev cuando en 2007 Barrios fue llamado para constituirla, la reducción de muertos en accidentes viales fue de cuatro cada 100 mil habitantes en ocho años. Con el ritmo actual, contando ocho o cinco años de trabajo por la meta, Uruguay no llega a los ocho muertos cada 100 mil habitantes en el 2020.

El ritmo de reducción descripto por el propio Barrios colocaría a Uruguay en 2020 habiendo bajado las muertes por siniestralidad a 11 y no a ocho cada 100 mil habitantes. El ritmo es lento y Barrios ya lo reconoció.

MOLESTO, DEFIENDE RESULTADOS
Barrios insinuó cierta incomodidad cuando se le hizo notar la dificultad que tienen para reducir la mortalidad por siniestros de tránsito, y defendió lo conseguido.

“Hay algunos elementos que son muy auspiciosos recién acabamos de decir que empezamos con 19 muertos cada 100 habitantes y estamos en una tasa de 15 fallecidos cada 100 mil habitantes”, afirmó, con lo que escondió que el ritmo para llegar a la meta está en la mitad del que necesitan para cumplir con ella.

Insistió en que el logro “es un descenso significativo en la cantidad de fallecidos, es decir, venimos articulando un país que estaba como de espaldas a este problema muy fraccionado cada maestro con su librito a nivel nacional, era necesario crear un organismo que tratara de reunir la experiencia nacional y coordinara a todos los actores”.

“Ese fue un proceso que se viene realizando durante estos ocho años que en gran medida explica estos resultados porque nada sucede al azar, y en esa tarea de coordinación, de integración, de plantear que este es un nuevo idioma planteado a la realidad que hoy tenemos en el tránsito”, se conformó.

EL ALCOHOL, EL CONTROL Y LA FISCALIZACIÓN
Barrios aseguró que “para que sea más rápido hay que identificar muy bien dónde tenemos las fallas o las carencias” para reducir la siniestralidad.

“Tenemos que mejorar mucho la observación del cumplimiento de las normas en el tránsito”, dijo, y completó con que “hay dificultades muy grandes que los inspectores de Tránsito tienen hoy en todas las ciudades del país de poder hacer controles en los lugares más complejos en los momentos más complejos”.

Afirmó que de las encuestas los “datos nos están mostrando que más del 40% de los que fallecen o tienen lesiones graves se lesionan y fallecen los fines de semana”.

“Y los fines de semana se cuadruplica y quintuplica la cantidad de espirometrías positivas, es decir, la presencia de alcohol en los siniestros de tránsito se multiplica por tres y por cuatro los fines de semana”, completó.

Su conclusión fue: “Entonces ahí hay que ajustar todo lo que tiene que ver con los controles y la observación del cumplimiento de las normas como hacemos la Noche de la Nostalgia”.

“Ahí es donde creemos que es una herramienta fundamental el fortalecimiento de las políticas de autoridad, tanto de los inspectores de Transito como de la Policía Nacional de Tránsito que está resuelta”, sostuvo. Más adelante defendió con ahínco unir a Policía Caminera con la Guardia Republicana; dijo que ya están trabajando juntas y aprenden una de la otra.