El empresario, de iniciales C.B.V.A. y 39 años, fue detenido por denuncias vinculadas a negocios inmobiliarios. En las maniobras, el ahora procesado puede haberse quedado con unos US$ 500.000. Maquillaba alquileres por montos inferiores a los realmente concretados, mintiendo a los propietarios y quedándose con la diferencia. Era aficionado al juego.
Tras varias horas de comparecencia ante el juez letrado de Feria, Gabriel Ohanián, fue enviado a prisión por un delito continuado de apropiación indebida.
La estafa perjudicó, entre otros clientes, a la firma inversora de un edificio y a varios propietarios extranjeros de inmuebles del balneario.
Según consiga el diario El País, el inmobiliario se jugó en el casino no sólo lo producido en su trabajo sino también el importe de alquileres, señas por la venta de apartamentos y hasta el IRPF a los arrendamientos que debió volcar a la DGI en su condición de agente de retención.
"Estoy enfermo. Soy ludópata. No me quedé con un mango", aseguró el empresario de iniciales B.V., cuando confesó ante el juez Ohanián, informa el matutino.
El empresario fue denunciado por la firma constructora de un edificio de la calle 24 de la península por quedarse con unos ochenta mil dólares producto de las señas que recibió de promitentes compradores de unidades de ese complejo.