Un grupo de entrenadores y exjugadores del Club Lobos ayudan a personas privadas de libertad de la cárcel de Las Rosas a aprender técnicas deportivas, armar equipos, practicar y expresarse. Además, implementaron una segunda etapa: un taller en el que producen granola, barritas de cereal, galletitas de queso, cookies y alfajores de maicena que venden en distintos puntos de la ciudad.
Gonzalo Mieres, entrenador del Club Lobos, contó a Correo de Punta del Este que se inspiraron en una iniciativa general para desarrollar un equipo de rugby en la cárcel y a través de este deporte transmitir sus valores, que tienen que ver con “esfuerzo, compañerismo, poder mantener la cabeza fría a pesar de que este es un deporte de mucho contacto y energía, de aprender una y otra vez a levantarse para seguir dando la lucha sabiendo que se cuenta con compañeros y un equipo que apoyan”.
FENIX: RESURGIR DE LAS CENIZAS
El equipo de rugby de Las Rosas, compuesto por unos treinta integrantes con un promedio de unos 23 años, lleva por nombre “Fénix” y de allí el nombre del proyecto en el que se desarrolla. Este nombre no fue elegido al azar: se inspiraron en el ave Fénix, que tras su muerte resurge de las cenizas, según el dicho.
El equipo practica dos veces por semana, en encuentros de dos horas que se realizan en la cancha de la cárcel, que se ha acondicionado con ayuda de actores privados y del gobierno departamental. Calentamiento, ejercicios para desarrollar fortaleza, elasticidad y aire, y luego dividiendo a los integrantes en dos equipos se practica.
“El equipo ha funcionado maravillosamente, porque son práctica que les van despertando distintas formas de ver las cosas”, dijo Mieres. También se realizan ejercicios de respiración previo al partido y al final de éste se da un momento para quienes quieren expresar alguna opinión.
Por el momento son tres entrenadores y ex entrenadores de rugby los que están yendo habitualmente a Las Rosas: Gonzalo Mieres, Carlos Gatica y Juan Manuel Bado. Pero, además, este proyecto es apoyado por más personas que se suman a las prácticas. Por otro lado, de forma esporádica, deportistas de otros departamentos e incluso de Argentina, visitan al equipo Fénix para compartir sus experiencias en el deporte.
Según Mieres, desde el primer momento las personas privadas de libertad recibieron este proyecto con mucha alegría, porque este “es un momento de dispersión y de sentir por un rato libertad, un momento para tomar decisiones sin que nadie los obligue a nada y nosotros ayudamos a que sean las decisiones correctas: divertirse, compartir y respetar la palabra del juez sin reaccionar negativamente, respetar al rival como parte del juego y su esfuerzo por vencernos con talento, honestidad y jugando siempre dentro de las reglas”.
Con el equipo Fénix, los integrantes han aprendido que el rugby no es solo un deporte de fuerza, sino una disciplina en la que se involucra la táctica, el esfuerzo, el jugar en equipo como única forma de obtener buenos resultados, indicó Mieres.
EMPRENDER
Para colaborar con la reinserción de quienes están privados de libertad, una vez que salen de la cárcel, los impulsores del Proyecto Fénix emprendieron una segunda etapa: un taller en el que se pudieran producir diferentes productos para comercializar.
Al momento, los participantes realizan diferentes productos gastronómicos como granola, barritas de cereal, galletitas de queso, cookies y alfajores de maicena que venden en diferentes puntos de la ciudad. Esta iniciativa nació para que, por medio de diferentes oficios puedan desarrollar sus propios proyectos.
Actualmente los productos realizados en el taller del Proyecto Fénix, que trabaja en un local puesto a disposición por la Iglesia de La Candelaria, se comercializan a la salida de varios centros educativos como: Woodside School, Blue Blue Elefante y esta semana comenzarán en el International College; además, a la salida de las misas de la Iglesia de La Candelaria.
Actualmente buscan otros puntos de venta.
NUEVOS PROYECTOS
Por otro lado, se están desarrollando dos iniciativas más: la instalación de un vivero, que ya está construido y ha sido posible gracias a la donación de diversos actores, y un taller de costura en el que se reciclen bolsas de alimentos de mascotas y bolsas de leche.
En el vivero se venderán suculentas, plantas aromáticas y plantas nativas. En el taller de costura se crearán forros para tablas de surf, bolsos, fundas para bicicletas y motos, en una iniciativa con un fuerte elemento de cuidado medioambiental.
Además, se está pensando en trabajar para un centro de recuperación de personas con problemas de drogadicción, ya que las drogas son un problema para muchas personas que salen en libertad, muchas veces tras haber entrado a la cárcel por temas vinculados a eso mismo.
El entrenador comentó que todas las iniciativas se encadenan por las necesidades que surgen, y que al conocer un proyecto similar que se realizó en Argentina, llamado “Espartanos”, decidieron replicar las acciones dado los buenos resultados, siguiendo una visión social del deporte y conociendo cómo afecta a quienes participan, inculcándoles valores como, por ejemplo, la valoración de la amistad y el compañerismo.
Correo de Punta del Este