El influyente diario especializado estadounidense The Wall Street Journal, realizó un amplio reportaje sobre Punta del Este, en su edición de este domingo.
En la nota recoge opiniones y valores sobre las tierras y complejos edilicios en la zona.-
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Katy McLaughlin
Carlo Clavarino recientemente compró una propiedad de una hectárea con dos casas frente al mar en Punta del Este, Uruguay, para escapar al frío invernal de su Italia natal hacia una zona chic y soleada.
"Mis tres hijos consideran las playas de Uruguay el lugar más divertido en todo el mundo", apuntó Clavarino, un ejecutivo de seguros de 53 años, que dice que usará la propiedad unos 25 días al año. Una propiedad similar cercana a la suya, de una casa, se cotiza en US$5,5 millones.
La presencia de Clavarino en Punta del Este —Punta, para los nativos— tiene grandes implicaciones para la industria local de bienes raíces.
Los compradores tradicionales en este glamoroso destino turístico —los argentinos ricos— se han vuelto escasos. Ahora Punta, que había empezado a atraer a más visitantes internacionales en años recientes, debe hacer lo que nunca ha tenido que hacer en su historia de cerca de 100 años: promocionarse entre los compradores globales.
Varias oficinas nuevas de bienes raíces han surgido para enfocarse en los compradores no regionales, con agentes multilingües, afiliaciones con firmas de corretaje de lujo en todo el mundo y servicios como establecer inspecciones del hogar y pólizas de seguro de título.
La desarrolladora brasileña JHSF ha comenzado a construir viviendas privadas en Punta después de abrir un hotel boutique Fasano Las Piedras, cerca de Punta, en 2010.
Terrenos de un promedio de 5.000 metros cuadrados cuestan US$1,25 millones, indicó la desarrolladora. Hasta el momento, la desarrolladora ha construido 19 de las 100 viviendas planeadas para la zona, la mayoría diseñadas por el arquitecto brasileño Isay Weinfeld.
Las atracciones para los residentes y huéspedes de hotel incluyen un campo de golf diseñado por Arnold Palmer, una cancha de polo y un spa. Los compradores de las propiedades han sido 60% de Brasil y 40% de varias nacionalidades, incluyendo francesa, alemana, austríaca, suiza y argentina, afirmó el ejecutivo de ventas Eduardo Pimenta.
La Trump Tower Punta del Este, que acaba de iniciar las obras, está siendo promocionada por la empresa Fortune International Realty, con sede en Miami.
Alrededor de 50% de los apartamentos —desde US$500.000 con una habitación hasta penthouses de US$ 2 millones— están en contrato, afirmó el presidente de la junta de Fortune Walter Defortuna.
El edificio de 24 pisos tendrá piscinas bajo techo y al aire libre, y una vez otorgados los permisos, un helipuerto con agentes de inmigración que sellarán los pasaportes de los residentes en el techo apenas aterricen.
Para promocionar el edificio —propiedad de una desarrolladora local que licencia la marca Trump— Fortune empleó la red que usa para vender propiedades en Miami, atrayendo compradores de Venezuela, Colombia, México, Brasil y Estados Unidos, además de argentinos y uruguayos, anotó Defortuna.
No hay un trato diferente hacia los compradores extranjeros, apuntó Juan Federico Fischer, un bufete de abogados de Fischer & Schickendantz.
Algunos compradores globales vienen a Punta en busca de gangas.
La demanda se encuentra más potente en los extremos bajo y alto del mercado, en donde los precios son flexibles, afirmó Sandra Sofio, directora gerente en Engel & Völkers, una firma de corretaje de lujo alemana que se encuentra en Punta desde 2010.
Claudia Zunker, de 52 años, y su esposo, Carlo Walker, de 62, recientemente se mudaron a una casa en la zona central de Punta, cerca de la playa.
La casa estilo mediterráneo de 218 metros cuadrados, con cinco recamaras y cinco baños, cotizaba a US$400.000. Su oferta de US$ 295.000 fue aceptada.
Esta pareja sudafricana se mudó a Uruguay hace cuatro años, y vivió en una granja entre Montevideo, la capital, y Punta, antes de comprar su nueva casa.
"Después de la intensa temporada de fiestas, está muy callado por aquí. Me encanta", expresó Zunker, una asesora personal.
Los 250.000 turistas que visitan Punta entre diciembre y febrero —el verano del hemisferio sur— contrastan con los 26.000 habitantes permanentes, indicó el Ministerio de Turismo y Deporte.
Aunque Zunker disfruta la tranquilidad del invierno, algunos consideran a Punta una zona muerta en la temporada de baja demanda.
Otros se quejan del alto costo de vida allí comparado con otros países de América Latina.
Los argentinos son dueños de alrededor de 60% de las propiedades en Punta, afirmó el Ministerio de Turismo y Deporte de Uruguay; los asesores y consultores inmobiliarios locales calculan un porcentaje de hasta 75%.
Pero en los últimas dos temporadas de verano, los compradores argentinos han comenzado a evaporarse, debido a los controles monetarios que hacen que sea más difícil cambiar pesos argentinos por dólares, la moneda en que se negocia las propiedades uruguayas.
En enero, la devaluación del peso argentino encareció los bienes de Uruguay para los argentinos.
Los problemas de Argentina están afectando el mercado de Punta: las transacciones descendieron en 12% entre 2011 y 2012, precisó Andrés Jafif, presidente de Adipe, un grupo comercial de asesores inmobiliarios en Punta.
Los corredores locales mencionan cifras más recientes y pronunciadas de desaceleración, de hasta 80% en ciertas categorías de precios.
Los compradores no regionales han ayudado a transformar a José Ignacio, una zona playera rústica a unos 40 minutos en auto del centro de Punta, en un sitio popular con los precios más altos —las viviendas empiezan en unos US$600.000— en la región, anotó Sancho Santayana, socio gerente en 360 Terra International Realty.
Alrededor de 35% de los 150 propietarios de vivienda en José Ignacio no son de la región, dijo.
Clavarino expresó que está contento con su inversión cerca de José Ignacio: "¿En qué otra parte del mundo podría conseguir una hectárea frente al mar en un país divertido que es internacional?"