El arquitecto Gabriel Fernández, representante del centro comercial en el grupo técnico que estudia la reconfiguración de su estructura, afirmó en La Revista del Sábado que el mecanismo "escapó" de las llamas.
Señaló que faltaba la conexión con los locales lo cual requiere de un mecanismo de distribución que se ejecutaba desde "arriba hacia abajo" del edificio.
El tema de la disponibilidad de agua y su potencia durante el incendio estuvo presente entre los elementos que pudieron haber conspirado en un control más rápido de las llamas.
En el transcurso de la entrevista Fernández dijo que se le tiraron 170.000 litros de agua a las llamas y que el dispositivo existente "respondió", aunque tenía 25 años de antigüedad y requería de una puesta al día con las normas actuales.
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