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Freitas admitió que todavía hay que trabajar mucho en la prevención, contención y tratamiento de adicción a las drogas. Sin embargo, también dijo que la pasada administración de gobierno debió “empezar de cero” en un departamento donde los problemas que provocan las drogas se conocen desde hace décadas.

A su juicio, en la actualidad se logró organizar y “estabilizar” la atención. “Hoy en día, por suerte, creemos que el sistema médico y el sistema de salud están conteniendo”, consideró, aunque también admitió que “hay que reforzarlo”. A su juicio, los legisladores del departamento pueden aportar a esa causa desde el Parlamento. “Podrían pelear por más presupuesto para El Jagüel”, que necesita apoyo, aunque no sólo del Estado: “también de la empresa privada. Yo creo que acá hay un rol importante que el empresario no se ha dado cuenta todavía”, advirtió.

“Así como se apadrina una instancia para el hospital o para un centro de sangre –que son todas importantes y necesarias- también alguien tendría que apadrinar El Jagüel”, señaló.

Por otra parte, también contestó al diputado nacionalista Nelson Rodríguez, quien desde su campaña y, con mayor énfasis, desde que reasumió su banca. “Es un tema serio y está bueno que opinemos, pero sabiendo de lo que hablamos. No se puede decir ‘hoy me levanto con ganas de crear un centro de tratamiento de adicciones’ cuando ya sabemos que hay uno. Lo primero sería ver cómo funciona el que está, qué se puede mejorar y cómo pedir mayor presupuesto para que funcione mejor”, recomendó.

Luego opinó que “hay que tener mucha seriedad, más cuando se trata de un legislador que más allá de ser del partido de la oposición o de la segunda fuerza política del departamento, es un legislador que representa a muchísima gente. Entonces, cuando uno da una opinión sobre inaugurar una cosa o sobre algo, tiene que saber de qué está hablando. Y este tema es muy complejo”.

VÍAS DE ATENCIÓN

En Maldonado funciona una red departamental de Atención y Seguimiento de adicciones, integrada por organizaciones sociales e instituciones sanitarias, entre otras. El Centro de Tratamiento de Adicciones de El Jagüel es el eje de esta red, que cuenta con un equipo técnico que trabaja en la recuperación de adultos dentro del establecimiento y también en los hospitales, a través de talleres.

El único centro estatal para internaciones en Maldonado es el del Jagüel, con un cupo para 30 personas y una ocupación promedio de 20 plazas. En el último año y medio, han pasado 200 personas.

A nivel privado existe la Comunidad Veraca, que funciona en la ciudad de Aiguá pero tiene planes de expansión en otras ciudades. Como existe en todo el país, si en Maldonado no hay cupo pueden derivar personas hacia otros departamentos, señaló Freitas. En caso de menores de edad: "el INAU tiene que dar una respuesta, sea mandándolo a El Jagüel o en entidades privadas a nivel nacional que trabaja en el tema”.

En cuanto a la forma de abordar la situación de jóvenes drogadictos, Freitas enfatizó que nadie puede estar internado contra su voluntad para un tratamiento. “Sólo con una orden judicial es posible, en caso extremo, cuando los hijos atentan contra la vida de sus familiares. Pero son casos muy puntuales”, subrayó.

Enfatizó que para salir de las drogas o intentarlo, el adicto tiene que estar dispuesto dejarse ayudar y su familia con disponibilidad a ayudarlo. La línea gratuita nacional 0800 21 21 es una vía para conseguir orientación, aunque también se ofrece en las puertas de emergencia de los centros asistenciales públicos y privados, entatizó. “Es un camino lento y tedioso, con mucho repecho más que bajada, pero hay que transitar”, advirtió.

Rescatar valores familiares, enseñar a los chicos a discernir sin dejarse influir por los de afuera, generar actividades recreativas, trabajar desde el ámbito escolar y liceal, es parte de las estrategias a las que apunta la Junta Nacional de Drogas (JND) como forma de prevención. El segundo carril comprende a los que ya se iniciaron en la adicción, a quienes hay que “ayudar en el camino médico o el camino de la fe”. El tercero, que compete al ministerio del Interior, es bajar la oferta mediante el combate al narcotráfico.