Un joven de 19 años deberá cumplir arresto domiciliario parcial tras rapiñarle un celular y un pendrive a un adolescente en Maldonado Nuevo. Horas después de este delito había robado cañas de pescar del interior de un vehículo, pero la Justicia no encontró elementos para inculparlo.
Un vecino de Maldonado Nuevo se presentó el miércoles 9 en la Seccional 6ª de policía para presentar una denuncia de robo. Estableció que tenía su auto estacionado en el patio interno de un taller ubicado sobre la calle Zitarrosa, y alguien se llevó del vehículo tres cañas de pescar, un reel, y otras dos cañas armables de fibra.
Practicadas algunas averiguaciones, la Policía concluyó que el autor del delito podía ser O.R.P, de 19 aos de edad, a quien detuvieron e incautaron cada uno de los elementos robados. No obstante, la Justicia ordenó liberar al sospechoso.
A las pocas horas se presentó en la misma sede policial otro vecino de la zona para denunciar que un desconocido había arrebatado a su hijo de 16 años un teléfono celular marca Samsung, y un pendrive con información diversa cargada. Según el denunciante el robo se concretó en la madrugada del martes 8 de abril.
Los efectivos policiales quedaron atónitos al escuchar que la descripción del autor de este robo era prácticamente la misma de la del joven que había sido detenido por el hurto de los efectos de pesca del auto estacionado en un taller de la calle Zitarrosa.
Raudamente marchó una delegación policial a detener al a O.R.P. y volverlo a trasladar a la comisaría. Una vez allí, el detenido admitió el robo del celular, pero dijo que ya lo había vendido.
Otra vez se dio aviso al juez en lo Penal de 2º turno, quien en las últimas horas se pronunció por el procesamiento de O.R.P como autor de un delito de hurto agravado por haberse cometido en horas nocturnas.
Sin embargo, el juez siguió valorando por encima de todo lo ocurrido la condición de primario del acusado, por lo que le eximió de cumplir con prisión preventiva hasta que el proceso judicial se complete con una sentencia.
A cambio, le puso una reprimenda: deberá pasar arrestado desde las seis de la tarde de los sábados hasta el domingo en la comisaría de su domicilio, por espacio de los próximos dos meses. O.R.P. salió del juzgado y se marchó a su casa, después de cumplir con los papeleos del caso.