El ex presidente colorado Julio María Sanguinetti estuvo en FM Gente para hablar de la publicación de su libro “La agonía de una democracia” y dar su punto de vista sobre la campaña electoral y otros hechos políticos. Sanguinetti habló del pasado y también del presente, en el que reclama a la gente “reflexionar y pensar” antes de votar al candidato presidencial del Frente Amplio, José Mujica.
Sanguinetti consideró que esta campaña electoral tiene las peculiaridades que ha determinado el candidato favorito, que es Mujica. “Él tiene la peculiaridad de que los propios frentistas están muy temerosos de que hable y diga cosas que luego generan tormentas con sus contradicciones y excentricidades, eso le ha dado un sesgo a la campaña”, consideró Sanguinetti. “El debate se hace de manera indirecta y el periodismo resulta intermediario”.
El ex mandatario consideró que esta es “una campaña muy curiosa”, porque inicialmente se definía más por “goles en contra que a favor, a ver quién cometía el mayor error. Diría que Mujica cometió más, pero los de Lacalle fueron mejor explotados. Ahora estamos en esta vela de armas, que creo que es muy buena para que el país reflexiones. La gente va a pensar.”
Por otra parte, Sanguinetti dijo que la elección del 25 de octubre mostró cosas muy importantes, como el voto de los plebiscitos: frenteamplistas que no votaron la rosada, colorados que sí la votaron. “Esto me parece muy importante. Un votante frentista admirador de Vázquez y acorde con el gobierno, hoy tiene que estar pensando tres veces”.
En este sentido, el ex mandatario dijo que no se puede comparar a Tabaré Vázquez con Mujica. “Mujica es otra cosa: es el retorno a una izquierda que parecía que había quedado en la historia. Quiero creer que mucha gente, en la responsabilidad, va a reflexionar. Porque una elección no es una encuesta, es un acto de gobierno”, aconsejó.
Luego recordó que “siempre la culpa la tienen los dirigentes, pero que yo sepa Menem no se votaba solo y uno va a Buenos Aires y resulta que no lo votó nadie. El ciudadano tiene una enorme responsabilidad y es a lo que uno apela hoy. Nuestro partido no asumió una actitud fanática ni partidaria, nuestro CEN recomendó votar a la fórmula de Lacalle y Larrañaga. Pero no vamos a votar al Partido Blanco ni su programa y mantenemos con el doctor Lacalle las diferencias que mantuvimos siempre –división histórica de concepción del estado, seguridad social- pero como ciudadanos responsables buscamos mayor garantía.”
A su juicio, Lacalle “asegura que el Estado de Derecho estará allí, porque ya fue gobierno y ya lo demostró. En cambio Mujica dice que se pasa la Constitución por no sé donde, que se cambia y luego no se cumple, y que la Justicia tiene mal olor. Segundo, Lacalle me asegura que Uruguay seguirá insertado como siempre en su comercio exterior y política exterior, que es vital. No sé con Mujica, en qué terminamos. No me da esas seguridades, puede pasar cualquier cosa”.
“Mujica no solo ha sido poco coherente sino, en algunas cosas, muy equivocada. Como colectividad histórica, constructora de lo básico de los valores nacionales, no podemos marcharnos a ese neo-anarquismo rural y bucólico, en que no sabemos debiera ser como Nueva Zelandia o como los Kung Sang famosos que nadie conocía hasta que los mencionó Mujica. Le planteamos a la ciudadanía que piensa, porque después no es hora de que nos pase lo de Argentina, o Perú”, advirtió.
ENTRE LA MEMORIA Y LA HISTORIA
“Respeto a todo el mundo y hemos estado conversando con Mujica en el Senado, pero a los dos días sale diciendo que los partidos tradicionales estamos llenos de golpistas. Yo salí a recordarle que cuando los militares irrumpen en febrero, el único partido que se adhirió fue el Frente Amplio, encabezado por el Partido Comunista y la CNT. Yo no bajo el debate, lo subo, porque tengo un libro publicado sobre esos temas y tengo documentos en la mano. (…) Salvo la voz solitaria de Carlos Quijano en Marcha, estaban todos sumados al golpe. Podría traer 200 fotocopias con las declaraciones de todos ellos. (…) Hasta convocaron una manifestación por un gobierno de civiles y militares. Que se subieron al carro, se subieron y no siguieron arriba porque los bajaron.”
“Hay una confusión que en el país está muy instalada en los últimos tiempos, que es confundir memoria con historia. Memoria es el recuerdo espontáneo que cada uno tiene sobre un hecho, siempre es subjetiva. La historia es otra cosa: es un proceso de reconstrucción que se hace en base a memorias plurales y a cosas que no están en la memoria, pero que sin embargo transformaron las cosas”.
“La historia es reconstruir a partir de memorias. Lo que intenté hacer fue una reconstrucción histórica y luego un relato sencillo, pensado para los jóvenes que no están tan acostumbrados a leer como nuestra generación.
Hice 50 capítulos, escribí en tiempo presente, en crónica, haciendo un relato que permitiera a un joven asomarse a esos hechos. (…) Son episodios que ocurrieron cuando nos levantábamos y acostábamos sin saber lo que iba a pasar, sentíamos tiros en la noche. Eran tiempos muy difíciles y es difícil reconstruirlos hoy. Todos los días había un fenómeno de violencia, cuesta reconstruirlo pero hay una búsqueda de mostrar todas las facetas. Claro, a veces hay verdades incómodas, pero hay que asumirlas.”
RECONOCER ERRORES
“A veces me preguntan si mi partido no tiene responsabilidad en haber mostrado a Bordaberry de candidato digo que por supuesto. Fue un error de Pacheco, que tuvo muchos aciertos y muchos errores. Tuvo el error de nombrar una persona ruralista a la que resultó que le faltaba convicción democrática para actuar como actuó. Lo asumimos, no es una verdad divertida para los colorados, pero fue así. Por eso es que se enojan mal la CNT o el Partido Comunista cuando les muestra que se adhirieron, que soñaban con hacer un gobierno abrazados a los militares. La constitución no les importaba. Es una verdad incómoda, pero que la asuman. No se pueden desmentir los hechos documentados.”
“Son cosas que están en la historia. Lo que hay que tener es honestidad ante ella. La intención de verdad es lo importante. Objetividad absoluta nunca hay, siempre hay una valoración. Se ve en la televisión: el canal 4 arranca con un crimen y el 10 arranca con una declaración de Mujica. La objetividad es imposible, lo que no es imposible es la honestidad”.
Dos meses antes de las elecciones se produce la fuga de Punta Carretas y Pacheco convoca a los militares cuando la policía se ve desbordada. A juicio de Sanguinetti ese fue un tema decisivo, dos meses antes de una elección “pasional y brutal”. (…) “En ese clima se fugan los tupamaros del penal y el país quedó sobrecogido y se encarga al ejército la lucha contra la actividad subversiva. Las Fuerzas Armadas, entre marzo y septiembre liquidaron totalmente a los tupamaros. Luego viene la embriaguez de la victoria, la cosa inexcusable de los mandos militares que después de haber salvado la institucionalidad la secuestran en su beneficio. Cuando se miran los episodios con tranquilidad, no hay ninguna duda que si no hubiera habido guerrilla no habría habido salida a los militares. El camino se lo alfombró la subversión. Del mismo modo está claro que eso no excusa la responsabilidad de los mandos militares que se creyeron que porque habían salvado al país de aquel movimiento subversivo, que pretendía instalar a sangre y fuego la Revolución Cubana en Uruguay, ellos tenían el derecho a gobernar. Fue la barbaridad en la cual se nos introdujo hasta 1984, que tuvimos la suerte de poder salir y que es la historia que espero poder contar dentro de unos meses, en un libro que, pasados estos sofocones, me dedicaré a trabajar”.
A quienes piensan que Pacheco se excedió en la aplicación de las Medidas Prontas de Seguridad, agrediendo los derechos de los ciudadanos, Sanguinetti contestó: “Los derechos individuales estaban agredidos para todos. Acá se secuestró a jueces, embajadores, ministros. No se puede decir que no hubo terrorismo. El país entero estaba agredido en sus derechos individuales y el Estado tuvo que defenderse con las armas que pudo. En cualquier caso, las medidas de seguridad se trasladaban al Parlamento y era el que resolvía, el que las levanta o no. Era una situación frágil, porque tampoco el gobierno tenía mayoría, pero la institucionalidad todavía se salvaba. La desgracia vino después”.
LAS ELECCIONES DE 1971
En cuanto a las elecciones de 1971, en las que Wilson Ferreira Aldunate habría perdido la presidencia debido a un fraude, Sanguinetti fue categórico. “Eso fue una verdad instalada solo para el Partido Nacional. Ni el Frente Amplio ni el Partido Colorado reconocimos nunca que hubiera las irregularidades de las que se habló. Está el testimonio público del general Seregni, quien dijo que por ser la primera vez del FA tenían una gran organización, con delegados en todas las mesas y que nadie podía hablar de fraude. Tengo el DVD del programa de televisión en el que Seregni dice eso".
(Ampliaremos)