El intendente de Maldonado, Óscar de los Santos, consideró que la sociedad requiere de “una nueva escala de valores” para cuya construcción es clave “poner en valor” a la familia, asumir la crianza de los hijos sin “transferir la educación” integral al Estado y emprender una “inclusión social a la inversa”. El jefe comunal frenteamplista hizo estas apreciaciones al ser consultado en Canal Once sobre los desmanes ocurridos durante el desfile de Carnaval fernandino.
De los Santos reconoció “un cambio de valores” en la sociedad y lo atribuyó a la pérdida de algunos de los inculcados antaño y a la introducción de otros, nuevos. En su opinión, esa nueva escala de valores debe ser “interpretada” para mejorar la convivencia entre adultos y jóvenes.
“Junto al rigor del Estado en hacer cumplir la ley y construir esa nueva escala de valores, creo que hay que tratar de interpretar nuevos códigos para no quedar como dogmáticos al intentar leer con viejos códigos nuevas realidades que no comprendemos”, comentó en el magazine “Punta Es”, que este jueves cerró su ciclo estival en Canal Once.
De los Santos observó que no todos los jóvenes tuvieron “la misma oportunidad de crecer en condiciones favorables”. “Lo que tiene que ver con el respeto al conjunto de los derechos individuales (entre éstos el de una mujer a desfilar sin que la ultrajen) no podemos verlo alejado de la violación de otros derechos. Eso, en definitiva, va matizando que pueda ser tierra de nadie donde vivamos”, advirtió.
“Creo que hay que poner en valor a la familia, algo que a la izquierda le cuesta mucho incorporar porque lo asociamos por formación ideológica a Tradición, Familia y Propiedad (TFP)”, reflexionó.
Además, hay “aspectos vinculados a la Educación que estoy convencido que se los estamos transfiriendo al sistema educativo y no terminamos de asumir los padres que somos los principales responsables en esa formación integral del niño y adolescente”.
Debatir con los jóvenes y escucharlos es otra de las claves para una buena convivencia, según el intendente. “Hay que escuchar mucho. Porque cuando uno los escucha sin querer darles misa surgen cosas maravillosas”, aseguró.
Reproducir en los barrios los servicios culturales o deportivos accesibles para quienes viven en el centro de las ciudades (generar microcentralidades) es otra clave para la inclusión social y el respeto de los derechos individuales.
Abogó, entonces, por un proceso de “inclusión a la inversa”. “Que los del centro vayan al barrio a ver espectáculos”, señaló, para hacer más gráfico el concepto.
“El discurso de la inclusión es incluir para ser igual que yo, mientras del otro lado hay una identidad diferente que debe entenderse. Si no hay una comprensión de ida y vuelta, sobre la base de clonar valores de conducta no vamos a comprender a la sociedad, ni nosotros comprenderemos a los jóvenes ni los jóvenes a nosotros.”
mr